Ni siquiera fue debate
Pese al descontento generalizado y decepción que dejó el primer debate de candidatos presidenciales entre los electores mexicanos, el pasado domingo, el Instituto Nacional Electoral mantendrá el diseño original para los próximos dos encuentros entre los aspirantes a la primer magistratura del país; entonces, de plano, será difícil que la ciudadanía identifique con claridad cuál de las dos candidatas, Xóchitl o Claudia, tiene más capacidad para solucionar los grandes problemas nacionales. De antemano se sabe que el abanderado de MC, Jorge Álvarez Máynez, no tendrá el respaldo de los electores para semejante responsabilidad.
Lo que presenciamos el pasado domingo desde la sede del INE fue un desastre, si tomamos en cuenta que con anterioridad, en el curso de pasados procesos electorales, han habido debates de altura, que le han permitido evaluar muy bien, bien, regular o mal a quienes han pretendido llegar la silla presidencial.
Fue en 1994 cuando inició en México la era del debate político televisado entre candidatos presidencjales; sin embargo, poco parecen haber avanzado las autoridades electorales en la organización, diseñó y desarrollo de estos ejercicios democráticos y aun cuando seguimos muy lejos de que un debate televisado defina el curso de una elección, es tiempo para que cuando menos la ciudadanía identifique con certeza quién tiene una mejor preparación y conocimiento para gobernar el país.
El del domingo anterior fue un remedio de debate, no contó con los elementos cruciales de un debate formal. Los temas a debatir deben dar paso a argumentaciones en favor y en contra, pero en el primer encuentro de aspirantes presidenciales se sometió a debate la corrupción, por ejemplo, de la que sólo debieron solicitar soluciones los moderadores, en todo caso, porque difícilmente las candidatas y el candidato pueden tener argumentos a favor de este problema tan agudo en nuestro país. Lo mismo ocurrió con otros temas.
No hubo contención de ideas en el tratamiento de la narrativa ahí expuesta por los y el formato, o sea, el conjunto de reglas bajo las cuales se llevó a cabo el ejercicio, fue demasiado rígido. Se desperdició la oportunidad para una participación más amplia de los debatientes, tomando en cuenta que sólo fueron tres en esta ocasión.
Con todo y que el INE se negó a la posibilidad de que los siguientes dos debates contribuyan a la demostración de las auténticas capacidad de los contendientes, el electorado está obligado a ser más participativo, a observar con detenimiento y evaluar cada una de las respuestas y posturas de Xóchitl Gálvez o Claudia Seheinbaum. Es necesario identificar las contestaciones esquivas, insuficientes, los rodeos a cada una de las críticas y acusaciones, porque, de alguna manera, es ahí donde puede estar guardada la forma en que se podrían llevar las riendas del país.
Quien elude el tratamiento de los temas escabrosos, le miente a los ciudadanos, no es apto para gobernar, y eso ha caracterizado a muchos de los candidatos presidenciales en todos estos años. En la medida que crezca el rendimiento de los aspirantes presidenciales en los debates televisados, se fortalecerá la democracia y ganará quien auténticamente demuestre conocimiento y capacidad para encontrar solución a los principales problemas de los mexicanos y avanzar hacia un mejor país. Esperemos los siguientes dos debates.
CUENTA EN X: @Rodolfo28503247
Olvidas, Rodolfo, que Claudia Sheinbaum ya gobernó la ciudad más complicada del país, México, y lo hizo muy bien. Cuando fue jefa de la cartera del medio ambiente durante el mandato como jefe de gobierno de AMLO, Claudia se daba tiempo para cumplir con sus obligaciones como investigadora y asesora de tesis de sus alumnos en la UNAM. Improvisados en grado sumo, grandes bribones y vendepatrias fueron Fox (escribe cajón con g) y Calderón (lee lo que escribió sobre él en su último libro Carlos Castillo Peraza) para los cuales trabajaste como Secretario de Turismo, iguales características del gobernador que actualmente padecemos en Durango y tu partido lo deja hacer y deshacer a su antojo.