Nomás les falto que le cantara a Ricardo Castro “la de la mochila azul”
No, bueno si lo único que faltó en el inicio del Festival Ricardo Castro fue que llevaran al tal Pedrito Fernández al teatro que lleva el nombre de este ilustre músico duranguense a que interpretara “la de la mochila azul”. Habrían completado la última pincelada a la falta de cultura en Durango.
De plano, para los duranguenses es una burla el Festival Ricardo Castro, que no tiene nada de internacional ni de cultural. Simplemente, esta festividad quedó reducida a un conjunto de eventos populacheros que dejarán buenas ganancias para unos cuantos, como ocurre periódicamente en nuestro estado, ya sea con otros festivales o la misma feria de la ciudad.
Queda la duda si el “festival” que ahora se realiza llenará con mayor amplitud los bolsillos de sus organizadores en relación al año pasado, cuando pagaron a Pepe Aguilar 9 millones de pesos, pese a que el contrato oficial fue mucho menor a esa acaudalada cifra.
Ricardo Castro fue un pianista de primer orden, como pocos en la historia del país y lamentablemente aquí un mínimo porcentaje de la población conoce su obra; vaya, ni siquiera saben que tocaba el piano. A lo mucho suponen que era artista porque el principal teatro de la ciudad lleva su nombre.
Por todo esto, es por demás relevante que un festival en su honor cuando menos contemple eventos que evidencien la vida y obra del maestro Ricardo Castro, que se interpreten sus piezas al piano, hasta hoy ignoradas por casi todas, aunque duela reconocerlo.
Es obligación de un gobierno dar a conocer valores históricos, artísticos y culturales en un festival en el que se convoca al público a nivel nacional e internacional, pero lo que aquí está ocurriendo en estos últimos años se reduce a la firma de contratos con artistas de corte popular a los que se paga con recursos del erario, o sea, con el dinero de todos. Lo grave es que todo se realiza desde la opacidad y con un maloliente tufo de corrupción.
Por increíble que parezca, en el Ayuntamiento local, porque es la autoridad organizadora del FIRC, ningún miembro del Cabildo cuestionó el programa de esta fiesta popular. Como si no hubiera oposición, ningún regidor demandó la exhibición de los contratos artísticos, tampoco pregunta el porqué de un elenco de exclusivo corte populachero.
¿Acaso son también tan ignorantes en la historia y cultura de Durango? ¿O van también apuntados en el negocio?
Se sigue jugando a hacer turismo en Durango, en este caso no se puede presumir que el FIRC constituye un factor de fomento al turismo cultural para la capital del estado. El Pedrito Fernández no atrae ni moscas y los artistas que han anunciado para lo siguientes días tampoco. Para las autoridades estatales y municipales, porque van a la par en la organización de todas las fiestas, son días de ganar una buena tajada extra con “pan y circo”, a nadie engañan con esto de que difunden el arte y la cultura; menos generan turismo. Para ellos el negocio es prioridad, lo demás es secundario.
CUENTA EN X: Rodolfo28503247
Rodolfo: este par que manda en cultura, un par de incultos, Esteban y su primo hermano Lauro Arce Gallegos, han confundido a Durango capital con San Juan del Río. Acabo de asistir a los eventos del Festival de Primavera de la UJED y puedo decir, con absoluta seguridad, que ese sí es un festival cultural. Por cierto que en los viernes de ópera escucha uno cada hermosa voz, masculina o femenina, que obligadamente se pregunta: por qué no le dejan lo de la cultura a la Universidad. Por cierto que ese festival fue idea de Héctor Palencia Alonso, el primer director general fundador del ICED y el mejor, sin duda alguna, de cuantos han sido tales, no se diga el que hoy está ahí por mandato de Lauro, un abogado que nunca ha vivido de esto y que cuando uno por escrito le dice sus verdades, ni le contesta (derecho constitucional de petición), ni si Dios quiere lo recibe en su oficina (derecho constitucional de audiencia), para lo cual tiene a las alcahuetas de sus secretarias. Si Palencia, Rodolfo, se levantara de su tumba y viera lo que han hecho de un instituto que él quiso mucho y manejó como la ley estatal del ramo, tenlo por seguro que de la impresión y el coraje se moriría de nuevo. Ahora que este Esteban y este Lauro son hechura de un gobernador inculto y que en grande y descaradamente nos robó: Ismael Hernández Deras, que con su mucho dinero mal habido le compró las dos diputaciones locales a su hija y ahora la manda a la senaduría cuando la muchachita ni idea tiene de lo que es legislar en la Cámara. Es como la esposa de Primitivo Ríos, otro político profesional en el sentido peyorativo del término, que en la Cámara de diputado ni si Dios quiere debate concretándose a sólo levantar la mano. Tanto él como Gonzalo, los dueños de la franquicia y la prerrogativa del PT, están agarrados de AMLO, porque gracias a él han mantenido el registro.