Lo claro del Negro

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Reflexiones de Año Nuevo

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En Durango llevamos varios sexenios de malos gobiernos, unos peores que otros, pero no han sido capaces de atender las necesidades apremiantes de las mayorías, ni de resolver los grandes problemas que aquejan al estado.

Dice un conocido dicho mexicano que “los pueblos tienen los gobiernos que se merecen”, para algunos pudiera ser controversial esta aseveración, pero en lo personal estoy de acuerdo, sobre todo después de comprobar la apatía y desdén de haber permitido durante decenas de años tantos hechos de corrupción en, cuando menos, los últimos tres sexenios, lapso en que los gobernantes han dispuesto de todo como dueños de la gran riqueza del estado.

Han abusado del poder de los recursos naturales, de bienes inmuebles y, sobre todo del manejo discrecional de los presupuestos, sin que nadie les diga nada; como si en Durango no hubiera oposición, ni ciudadanos inconformes ante tantos excesos.

A nadie en Durango “le ha caído el 20” de que los gobernadores y todos sus funcionarios son empleados nuestros y que fue decisión nuestra, al votar por ellos, por la que llegaron a esos cargos, por lo que deben darnos cuenta de cada uno de sus actos.

Si recorremos un poco el pasado inmediato, es fácil darse cuenta de cómo se han excedido en el mal uso de los recursos para sus fines personales. Las cifras no mienten. En el sexenio de Maximiliano Esparza (1992-1998) la deuda pública era manejable, pese a que al concluir su mandato dejó un adeudo histórico acumulado de 780 millones de pesos.

Después, Ángel Sergio Guerrero Mier no cometió excesos y al salir dejó una deuda de 1,962 millones de pesos; sin embargo, es importante aclarar que en el último tramo de su administración solicitó un crédito de mil 200 millones de pesos para iniciar los trabajos de la supercarretera Durango-Mazatlán. Fue el monto exigido como inversión estatal, por el gobierno del presidente Vicente Fox, para iniciar esa obra, concluida en el sexenio del presidente Felipe Calderón Hinojosa. Es decir fue una obra atribuible exclusivamente a las dos presidencias de la República panistas.

Hasta ese tiempo (1998-2004) nadie imaginaba el pago tardío de aguinaldos a los burócratas, de quincenas salariales atrasadas, falta de pago a proveedores, profesores en la calle protestando por falta de pago en sus prestaciones adicionales. Alcanzaba para todo, aunque sería un error inadmisible sostener que sobraba el dinero.

Y llegó el sexenio de Ismael Hernández Deras donde la deuda se disparó a casi 10 mil millones de pesos, nadie cuestionó las razones de tanto endeudamiento, ni el destino de tantos millones de pesos; después, con Jorge Herrera Caldera (2010-2016), la deuda pública estatal alcanzó los 18 mil millones de pesos. A él tampoco nadie se atrevió a cuestionarle nada. 

Llegó José Rosas Aispuro al gobierno del estado y ahora nos dicen, sin presentar pruebas contundentes del despilfarro, que la deuda anda en más de 25 mil millones de pesos. Se le ha linchado por tan serio agravio a la población, se prometió proceder contra el exgobernador y sus funcionarios corruptos, pero nada ha ocurrido, a pesar de que ya lleva un año y varios meses el actual sexenio de Esteban Villegas Villarreal. 

El estruendo de tanta denuncia contra Aispuro y los suyos en medios de comunicación ha llegado a niveles nunca ante vistos, pero nada se ha hecho en concreto, ha sido demasiado ruido y poca efectividad a la hora de aplicar justicia. O sea que todo eso equivale a seguir sin hacer nada frente a tanta corrupción. La pregunta, en este inicio de año es ¿Seguiremos permitiendo la misma o todavía más corrupción en el actual sexenio? ¿Nos lo merecemos o no?

CUENTA EN X: @Rodolfo28503247

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