La avalancha tecnológica que hemos experimentado en los últimos 15 años y sobretodo en el año de la pandemia, nos ha empujado a depender más de la tecnología digital y del internet. Si bien, se le atribuyen aspectos positivos a lo que nos está pasando como humanidad en el campo digital, se elevan también los debates en relación a aspectos negativos y sus efectos en la sociedad.
El acceso a información y contenido es prácticamente ilimitado o por otro lado, el incremento del comercio electrónico que en el último año creció 81%. Esta realidad es parte de la digitalización de nuestra sociedad al tener la oportunidad de conectarnos desde dispositivos móviles o bien, desde la comodidad de la casa.
Ésta dinámica social a la que nos estamos adaptando conlleva a tener repercusiones en nuestra forma de vida, impactando esferas políticas, económicas, culturales y sociales.
Y es que los espectros van desde el acceso a operaciones médicas a distancia hasta acciones de violencia que han costado vidas, pasando por las adicciones a las pantallas que esclavizan a niños y grandes por igual.
En ese sentido, los teléfonos inteligentes o las tablets han penetrado tanto en nuestro sistema, que han ganado espacio a nivel personal que pocas veces se supervisa en los niños. Los espacios privados como las recámaras o dormitorios de los niños se acompañan con horas de aislamiento y ahí radica la apatía de asomarse a ver qué es el contenido que se consume por parte de los padres o los adultos que están a cargo de los menores.
Uno de los aspectos fundamentales que ha marcado la brecha digital es el acceso a la educación y es que el aprendizaje mediante en casa vía internet aceleró procesos que tarde o temprano teníamos que explorar, sin embargo el aislamiento y la falta de contacto y acercamiento social en los niños, ha hecho que muchos de ellos necesiten de apoyo de especialistas. La calidad con la que los niños y jóvenes tienen acceso a información o contenido en internet es la diferencia entre tener experiencias positivas y motivadoras y por el contrario, ser razón de deserción y otras causas con mayor gravedad.
El acceso a las Tecnologías de la Información y la Comunicación están incrementando los riesgos de los infantes el abuso y explotación infantil, suicidios, depresión, ansiedad, adicción a las pantallas entre otros.
Por otro lado, a medida que las nuevas generaciones se van adentrando en el mundo digital van adquiriendo habilidades que si son bien encauzadas, darán herramientas y oportunidades de desarrollo. Niños que se conectan con otros niños en cualquier otra parte del mundo, que experimentan nuevos canales de comunicación, de creatividad y de habilidades sociales tendrán elementos que los fortalezcan ahora para un futuro competitivo.
Afortunadamente hay plataformas como likeinteligente.org que fomenta un internet seguro que lleva a cabo la Asociación de Internet MX con el objetivo de impulsar acciones para promover la cultura de la seguridad de las niñas, niños y adolescentes en México en el entorno digital.
Dediquémosle más tiempo a involucrarnos en los contenidos que consumen nuestros niños para generar conversaciones que tengan lugares comunes y así fomentar una comunicación con mayor facilidad y entendimiento.
Redacción Voz Libre
