Y así la primera quincena de José Antonio Ochoa.
Las festividades patrias coincidieron con la primera quincena de José Antonio Ochoa al frente del Ayuntamiento. Han sido dos semanas intensas, en parte por las copiosas lluvias, que muy poca oportunidad le han dado de estar en su oficina y más bien se la ha pasado en mangas de camisa atendiendo las emergencias derivadas de la caída de tanta agua, lo cual no podría hacer con mera planeación desde su escritorio.
O sea que, ni bien tomó posesión como alcalde de la capital del estado, ya tenía literalmente encima las lluvias, así que no hubo mucho tiempo para las cortesías, saludos y felicitaciones; en vez de eso, se dispuso, junto con su equipo, a atender los encharcamientos e inundaciones en distintas zonas de la ciudad y poblados aledaños.
Se le vio muy activo, realizando recorridos en albergues, haciendo “mano cadena” en la colocación de costales de arena en El Pueblito y coordinado las entregas de apoyos a damnificados. Y si bien suele haber lluvias en cada cambio de poderes municipales, la diferencia es cómo se siente atendida la población respecto a los daños provocados por este fenómeno natural.
A la par, esta nueva administración tuvo que intensificar el problema del bacheo, que ya era de proporciones crecientes por toda la ciudad. Puede ser que estuviera en sus planes o que no le quedara opción; el caso es que José Antonio Ochoa tuvo que meterse con todo desde el minuto uno, incluso a pedir el respeto ciudadano para quienes integran las cuadrillas de atención a los baches.
En estas dos primeras semanas del trienio, ciertamente ya se empieza a notar el sello de trabajo fuerte de esta administración; el reto será no bajar la guardia y mantener ese ritmo o redoblarlo cuando sea necesario, no sólo de parte del alcalde, sino que sea una demanda permanente para todos sus colaboradores y no haya lugar para las complacencias, porque en Durango, para cualquier punto que uno voltee, hay mucho qué arreglar.
Y, aun cuando lo “pasado es pisado”, vale la pena recordar que en los trienios tanto de José Ramón Enríquez como de Jorge Salum, no hubo una entrada precisamente tersa. En las primeras horas de Enríquez, también las fuertes lluvias le dieron la bienvenida y una sobrecarga en la represa del Hielo provocó una inundación sin precedentes, con saldo de tres fallecimientos. Hubo un manejo desacertado de la Dirección Municipal de Protección Civll, que optó por la improvisación en momentos cruciales. En fin.
Luego, a Jorge Salum le sobreabundaron los problemas mediáticos desde el principio; el nombramiento de su director de seguridad pública causó un impacto negativo y ese efecto se extendió a otras áreas y a otros de sus cercanos y conocidos, algunos de los cuales nunca cumplieron sus compromisos y lo hicieron quedar mal.
Después, con los temas que trajo la pandemia, menguaron los cuestionamientos hacia ciertos integrantes del gabinete, pero no trascendió el trabajo realizado en tres años; si acaso hasta el final de la administración fue puesta en marcha una estrategia de medios que permitió dar a conocer lo hecho por Salum, pero fue tardía.
Ahora, en los comienzos de este gobierno municipal, no se ha evidenciado rechazo hasta ahora hacia ninguno de los funcionarios que conforman su gabinete y, de hecho, hubo buenos comentarios en redes sociales sobre los que repitieron en el cargo, como el titular de Protección Civil y el de Aguas del Municipio.
Es válido tener optimismo cuando una inicia nueva etapa y en Durango siempre esperamos lo mejor de los que llegan, tal vez por contraste con los que se acaban de ir, pero el optimismo debe ir acompañado de señales alentadoras y José Antonio Ochoa está, al menos en lo que se ha visto, en plan de cumplir. Que no se acabe ese ímpetu, por favor.
COLMILLOS Y GARRAS
CON LOS DIEZ nuevos nombramientos aprobados por el Cabildo durante la sesión del fin de semana, prácticamente completó su gabinete el alcalde José Antonio Ochoa, tarea que le llevó dos semanas. Si tomó este tiempo deliberadamente con el propósito de evitar cuestionamientos, lo logró. A lo que sigue… A PARTIR DE este lunes regresan a clases todos los estudiantes de niveles básicos que estaban en paro por el incumplimiento de diversos pagos de parte del gobierno saliente. La llegada del nuevo gobierno destrabó este serio problema en el magisterio y también en la UJED, que volverá a su desempeño ordinario el lunes en las 19 facultades que estuvieron paralizadas una semana completa… A PROPÓSITO DE la UJED, trascendió que, unos días antes de que estallara el paro por el no pago de los 304 millones de pesos, las autoridades universitarias le concedieron a Rubén Calderón Luján, exrector y exsecretario de Educación, una pensión dinámica, es decir un alto salario de por vida, al que unos pocos tienen acceso, a menos que tengan “vara alta” con el rectorado en turno ¡Pobre UJED!
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