La inclusión sexogenérica debe fortalecerse con acciones de largo aliento

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Los espacios escolares son sitios de riesgo para la comunidad LGBTIQ+: Siobhan Guerrero

Sin acompañamiento, las acciones para visibilizar a la comunidad LGBTIQ+ son contraproducentes: la convierten en un blanco vulnerable a mayores actos de violencia y discriminación, consideró la doctora en Filosofía de la Ciencia Siobhan Guerrero, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades.

“Si no visibilizas de la mano la creación de mecanismos que de manera proactiva legitimen una cultura de inclusión, y no estableces otro tipo de estructuras para sancionar las violencias, lo que haces es generar un señalamiento hacia una minoría, y puedes desencadenar que esa visibilidad la lleve a ser violentada”, advirtió sobre una población que, de acuerdo con el Inegi, en México es de 5.1 millones de personas –sin contar intersexuales, grupo que no fue considerado en la estadística.

En la conferencia La diversidad sexogenérica en la UNAM, que cerró las actividades del Mes del Orgullo Puma en la Casa Universitaria del Libro (Casul), la experta en temas de diversidad sexual ofreció un panorama estadístico de la población LGBTIQ+, y advirtió de los retrocesos que se ven en no pocos países, donde los avances en políticas de inclusión y reconocimiento de derechos de género han tenido un fuerte revés.

Se refirió al reciente fallo de la Suprema Corte de Justicia estadunidense que eliminó la acción afirmativa que tomaba en cuenta la raza como base para conceder admisiones universitarias, decisión histórica que echó por tierra un precedente que ha beneficiado a los estudiantes afrodescendientes y latinos en la educación superior.

En la Universidad, destacó el impulso de acciones afirmativas encaminadas a la protección de poblaciones vulnerables y el establecimiento de políticas de inclusión, como la realización de la primera Consulta universitaria sobre condiciones de igualdad de género de la comunidad LGBTTTIQ+ en la UNAM (cuyos resultados pueden consultarse en la página coordinaciongenero.unam.mx), publicada el pasado 28 de junio.

La consulta arrojó que en esta casa de estudios conviven más de 5,000 personas de esta comunidad, y detectó la existencia de 30 identidades sexogenéricas disidentes, explicó Guerrero. “¿Cómo que 30? Si tratamos de contarlas, muy probablemente podríamos sumar 10… Te encuentras con construcciones identitarias que, incluso para las diversidades, no todas las personas estamos familiarizadas: hay quienes se identificaron a sí mismas como agénero, bigénero, demichico o demichica. Lo que descubrimos es que la UNAM tiene una riqueza identitaria que no habíamos mirado”.

El ejercicio también mostró que los lugares en donde más violencia sufre una persona LGBTIQ+ son el hogar y la escuela. “El hogar es el sitio donde se vive prácticamente 50 % de las agresiones, y la escuela 20 %. Es decir, son los espacios más importantes de socialización en los primeros 20 años de vida y es donde más violencia van a sufrir”, señaló.

Las acciones afirmativas dentro de la UNAM, advirtió Guerrero, deben fortalecerse a fin de que los espacios escolares dejen de ser sitios de riesgo para un grupo que –muestra el Inegi– presenta tres veces más intenciones suicidas que su contraparte cisgénero heterosexual en México. Esto no se debe a la condición sexogenérica de las personas, sino a la violencia y discriminación que viven.

Generación centennial

Reparó en que en el país la comunidad LGBTQ+ mayor de 60 años sólo se estima en 0.9 por ciento; mientras que entre la generación centennial, de 15 a 19 años, esta cifra es de 15 %. El avance de una cultura de inclusión y otros factores, como las tasas de mortalidad diferenciadas, pueden incidir en que la población de adultos mayores LGBTIQ+ sea mucho menor que la de los centennial en México.

Destacó también la publicación de la Cartilla Universitaria de Buenas Prácticas Enfocadas a Poblaciones LGBTIQ+, realizada por la Oficina de la Abogacía General de la UNAM en diálogo con la Defensoría de los Derechos Universitarios y la Coordinación para la Igualdad de Género. “Me invitaron a presentarla y fue un evento importante, porque hubo un espacio de discusión con los universitarios y colectivos LGBT, y eso me pareció un acierto porque no se trata solamente de hacer políticas públicas y ya, sino de tener un diálogo con quienes van a ponerlas en práctica, y te pueden decir qué falta, qué funciona, qué no y qué se puede mejorar”.

Si bien aún falta visibilidad para la comunidad LGBTIQ, consideró, es importante aprender de la experiencia de años recientes para apuntalarla con otras acciones de largo aliento. “Si sólo le apuestas a la visibilidad, vas a hacer un desastre. Es lo que pasa en muchas partes del mundo: de repente viene una ola de regreso muy fuerte. El tema de la inclusión es uno en el que se avanza, pero también se puede retroceder”.

Redacción Voz Libre con información de gaceta.unam.xm

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