La mala prensa
Pregunta de reportera: Señor presidente… sabemos que está muy bien, al contrario, yo creo que todos queremos saber qué hace, si usted utiliza algún método alternativo, si utiliza cámaras hiperbáricas; tiene mucha energía de verdad y usted es como un corredor keniano, o sea, realmente lo hemos visto, ni siquiera con un resfriado y muchas personas nos preguntan -y nosotros mismo nos preguntamos- qué es lo que hace. Gracias, señor presidente.
Conferencia de prensa del presidente Andrés Manuel López Obrador del 08 de marzo del 2019.
Pregunta de reportero: …Ciro Gómez Leyva, presidente, la semana pasada le dijo a usted que era un mentiroso porque él no se había reunido grupalmente con García Luna, pero en esa respuesta acepta que sí lo hizo en forma privada.
Estos voceros del régimen neoliberal, presidente, están rebasando la línea de libertad de expresión. Como lo hace también el señor López, al que le dicen ‘el teacher’, quien acusa que a algunos compañeros de la primera fila Jesús Ramírez nos da las preguntas sembradas y que además se nos paga, este señor dice que nos pagan por las preguntas.
Mi pregunta es: ¿la Secretaría de Gobernación, a través de radio y televisión podría hacerles un exhorto a conducirse con respeto, con que no hagan mentiras falsas?, además mataron a un empresario, lo resucitaron, dijeron que se acababan las clases, no, fue mentira y continúan con ese discurso de odio, racismo y clasismo.
Conferencia de prensa del presidente Andrés Manuel López Obrador del 29 de junio del 2020.
Estos son solo dos ejemplos de lo que sucede en las conferencias de prensa de las mañanas en donde el presidente de México instauró este modelo de comunicación (desde que era Jefe de Gobierno) que si bien le ha dado buenos frutos, también lo ha exhibido al mencionar 94 mil afirmaciones falsas durante mil mañaneras, según la consultora Spin.
Pero también, es ejemplo de la mala prensa.
La mala prensa es un escenario en el que se sienten cómodos algunos gobernantes y que es más normal de lo que parece. Es la zona de confort mediática en la que se acomodan algunos medios de comunicación, reporteros, gobernantes y sus gobiernos, partidos políticos, instituciones y/o funcionarios públicos.
Pero vayamos al terreno de los gobernantes y sus gobiernos. Durante el tiempo que dura su mandato, van creando vínculos con algunos medios de comunicación, periodistas y/o reporteros que encuentran coincidencias e intereses para construir una relación cómoda que beneficie a ambos.
Esa mala prensa se convierte en complicidad, en donde no se le cuestiona al gobernante ni a su gobierno. La inmediatez de las redes sociales ha hecho más evidente esta confabulación cuando un grupo de periodistas, reporteros o articulistas replican el mismo contenido con la falsa idea de lograr un alcance amplio y con la intención de posicionar un mensaje e incrementar la imagen positiva del gobernante en turno y su gobierno.
No se meten en problemas, replican fielmente lo que dice la parte gubernamental de cualquier hecho.
La mala prensa es para el gobierno, el emprendimiento de una conversación frente al espejo; cuestionarse y responderse al mismo tiempo de lo que sea, de lo que quiera ver o escuchar según su conveniencia, el ciudadano.
El resultado, es que el mensaje que quiere transmitir un gobernante, solo se queda en un círculo limitado y los efectos esperados en cuanto al posicionamiento de un gobernante en la ciudadanía difícilmente logran el cometido.
Hoy, se ha demostrado que las grandes inversiones en los medios tradicionales y con quienes replican simultáneamente la misma información en redes sociales, tienen resultados de poco impacto. Ejemplo de ello es el recurso que se utiliza en la promoción de obras y acciones alrededor de los informes de gobierno.
En ese sentido, hay gobernantes o políticos que procuran solo espacios mediáticos a fines a ellos, evitando a periodistas y programas que les pueden cuestionar e incomodar. Mala prensa pues.
Ésta práctica no le conviene a nadie. Durante este proceso, los ciudadanos nos damos cuenta cuales son los medios y periodistas que tienen esa relación con gobiernos, dando paso al escepticismo, a la incredulidad o al vacío y al no consumo de esos medios, de esos periodistas/reporteros.
Aquí en Durango, ¿le suena familiar la mala prensa?
O, ¿usted qué opina?
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