¿Qué le pasó a AMLO?
El huracán Otis que tocó tierra en Acapulco y afectó a otros municipios de Guerrero, marcó como ningún otro acontecimiento la presidencia de Andrés Manuel López Obrador.
En términos de comunicación gubernamental, se han cometido errores que sin duda le representarán valoraciones negativas en un sector amplio de la ciudadanía en lo que resta de su gobierno.
El manejo de la información y la comunicación ha sido deficiente desde el inicio. El huracán prácticamente pasó desapercibido dentro del equipo cercano al presidente y a él mismo, aun y cuando la Comisión Nacional del Agua y el Centro Nacional de Huracanes seguían el monitoreo constante de la intensidad y riesgo del fenómeno.
La emisión de mensajes alertando a la población tuvieron que ser torales en los tuits y post de redes sociales del gobierno federal y en las cuentas del presidente de México. También, el contacto directo de Jesús Ramírez, vocero de la presidencia con periodistas y medios de comunicación tuvo que haber sido parte del manejo de una situación de riesgo para los habitantes de Guerrero principalmente.
El modelo hiperpersonal que tanto utilizan los gobiernos estatales y municipales, similar al del presidente López Obrador, donde prevalece el unidireccionalismo y toda la comunicación de un gobierno nacional pasa por la mañanera y en lo local, son los mandatarios estatales y municipales los protagonistas y los que tienen mayor cobertura, hace que las notas que pueda emitir cualquier dependencia del gabinete legal y ampliado, tengan una resonancia limitada.
Nada comparado con los alcances que tiene el mandatario y su instrumento de comunicación principal, la conferencia de prensa mañanera.
Una vez que el presidente y su gobierno fueron omisos en el proceso de prevención y actuación antes, durante y después del fenómeno, el manejo de crisis y sus estrategias de comunicación, ha sido catastrófico.
Y lo digo con todo el conocimiento de haber estado (como responsable de la cobertura televisiva y transmisión de las actividades de 2 presidentes de México) en Chetumal y Cancún después del huracán Wilma en el 2005 y en el 2007 cuando por la gran cantidad de lluvia, el Río Grijalva en Villahermosa , Tabasco desbordó; inundando el 80% del estado según lo relataba el gobernador Andrés Granier.
El ejercito en las calles, la Marina, la Policía Federal. Era satisfactorio ver que desde antes, el ejército se encontraba en el lugar atendiendo a la población. Eran impresionantes las cocinas y comedores comunitarios del Ejército Mexicano montados en cajas de tráiler, el despliegue de personal en labores de ayuda y limpieza, reconstrucción. Plantas de agua potable portátiles en varios puntos, las policías estatales y municipales coordinadas con sus pares federales. Los ciudadanos haciendo lo suyo y siendo solidarios.
Todos trabajando y todo esto, a horas de haber sucedido los fenómenos climatológicos.
Después de la visita desafortunada de Andrés Manuel a la zona de impacto de Otis, donde lo vimos “atascado” sobre un Jeep militar que se presume cada 20 de noviembre en los desfiles, vino un video desastroso publicado en las redes sociales de López Obrador y grabado en su oficina de Palacio Nacional.
“… no me queda más que decirles chinguen a su madre a todos los que nos gobiernan, militares o no. Resuelvan Acapulco y la inmensa desgracia en que está nuestro país…”, leía el propio presidente a un tuit de Vicente Fox. Clip perfecto para subirlo fuera de contexto y hacerlo viral. ¿Quién le dice que no?
Este video fue visto 9 millones de veces en X (antes Twitter); y bajo un monitoreo del especialista en análisis de datos Carlos Piña; este mensaje tuvo una reacción adversa ya que el 90% de las respuestas al tuit de AMLO sobre Acapulco fueron negativas. “Miserable” fue la palabra más frecuente.
Al día siguiente, publica otro video en donde expone algunas noticias y actualizaciones y la respuesta fue similar. “Viejo, pedo, pedorro, peor, tragedia” fueron las palabras más utilizadas en las respuestas a ese mensaje. A diferencia del mensaje anterior, éste fue grabado en un rincón de paredes y mesa blancas, con un semblante de molestia y/o cabizbajas.
¿Qué le pasó al presidente? ¿Por qué en esta ocasión ha recibido más críticas y señalamientos?
Lo que le pasó es que se confió. Seguramente desestimó advertencias y comentarios, sabiendo que todavía sigue siendo un presidente sumamente popular, que su base social y partidista jamás le cuestionarán decisiones que han afectado a todo el país, incluyéndolos a ellos y que con eso le basta.
La cancelación del NAIM, Tlahuelilpan y el desabasto de gasolina, Culiacanazo, militarización, manejo erróneo de la crisis de la COVID, la inundación deliberada para evitar otra en Villahermosa, el ecocidio en zonas selváticas para construir el Tren Maya, la corrupción, la inseguridad, etc, han sido grandes tropiezos vitoreados por su base.
Se confío y brotó la incapacidad de todo un gobierno.
Nada más que ahora, la narrativa la van construyendo los ciudadanos y la realidad se le estrelló en la cara. Los mensajes del presidente se han quedado en un simple recurso para justificar que Otis los rebasó por completo.
La confianza y la incapacidad hoy le están jugando en contra, sintiendo en persona los efectos de este huracán.
O, ¿usted qué opina?
X: @gerardopreza