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La narrativa de los que quieren para el 2024

“Me he preparado toda la vida para ser presidenta de todas y todos los mexicanos…” Claudia Ruiz Massieu.

«Mi momento es ahora; llevo 40 años preparándome…” Marcelo Ebrard.

 “…para ser presidente se necesita la preparación… sin preparación no puedes gobernar”. Enrique de la Madrid.

“Estoy preparado para gobernar al país; no me siento en desventaja…” Ricardo Monreal.

“Estoy aquí en Jalisco para comunicarle a mi familia panista que estoy preparado; quiero, puedo y debo liderar el movimiento colectivo más grande para recuperar la grandeza de México…”. Santiago Creel.

Estas son las coincidencias narrativas de algunos de los personajes que aspiran a ser candidatos a la presidencia de México en el 2024.

Desde ahora se percibe que todos están transitando por el mismo camino, es decir; carecen de un diferenciador que los haga destacar del resto.

Ellos, ellas y sus respectivos equipos, no se han dado cuenta que la competencia no es con sus contrincantes, sino con la última experiencia que tuvieron los ciudadanos con él o ella. El posicionamiento. 

Bajo esta óptica, bien valdría la pena preguntarse ¿quién ha sido el o la aspirante con más cercanía con los ciudadanos? ¿Cuál es su principal argumentación con la que buscan conectar con los ciudadanos?

Si la respuesta que escuchamos de parte de ellos es: “yo veo…”, “yo pienso…”, “creo que como país debemos…”, “yo como gobernante/funcionario hice…”,  “tengo la experiencia necesaria…”; entonces estos aspirantes han dejando pasar oportunidades valiosas en sus exposiciones mediáticas y en los contenidos que suben a sus redes sociales para lograr esa cercanía.

La comunicación política de todos está centrada en sus agendas públicas, privadas y personales, sazonada con el ingrediente de la coyuntura.

En ese sentido, Claudia Sheinbaum desperdició un recurso que nadie de sus contrincantes tenía. Ser Jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Me explico.

Ella, al ser la gobernante de la capital del país, perdió los inagotables momentos de tener contacto directo con las comunidades o grupos de todo el país que se congregan en la Ciudad de México. Con los duranguenses, con los sinaloenses, los yucatecos, chiapanecos, sonorenses, jaliscienses, etcétera.  Son los integrantes de esos grupos, ciudadanos que en su mayoría están alejados de la política, los que difícilmente consumen contenido político, que están inmersos en su día a día. Ellos, se hubieran convertido en el objetivo de estrategias que tuvieran como fin, crear experiencias positivas entre ellos, los ciudadanos, los foráneos, los del interior de la república y Claudia Sheinbaum. En algún momento, hubieran compartido esa experiencia con los suyos, en sus espacios, en sus redes sociales.

O Marcelo Ebrard, teniendo todo para hacer estrategias insideout. Para tener una buena comunicación externa (en las organizaciones), primero debes hacer una buena comunicación interna. Ellos tendrían marcadas no solo el nombre de un buen funcionario público, sino las convicciones del que pudiera ser candidato a dirigir nuestro país.

Para ambos, las posibilidades eran casi infinitas y las dejaron ir.

Está claro que la narrativa que transmiten los y las aspirantes de todos los partidos tiene elementos comunes y caducos.

Hoy lo que nos transmiten a los ciudadanos es, conflicto por unas bardas pintadas, luchas desesperadas, intereses de unos cuantos, alianzas con los de siempre, la sombra de la corrupción y un discurso ensimismado exaltando sus “logros” con una visión contrapuesta a la de la mayoría de los ciudadanos.

Tal vez por eso piensen que mientras más recurso económico tengan para la campaña, más posibilidades de ganar.

En fin, en pleno 2023, los políticos siguen sin entender que el ciudadano ya cambió, e insisten en crear una narrativa de hace más de 30 años a través de volantes,  bardas y demás.

O, ¿usted qué opina?

TWITTER: @gerardopreza

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