La democracia no es el peligro, es la oportunidad
Este domingo sin lugar a dudas, la nota se la lleva la multitudinaria participación cívica en el zócalo de la CDMX como en más de cien ciudades en el país.
Sin embargo en Durango la atención política también la acapara un mensaje atribuible a Jorge Salum, dirigido al Consejo del partido que lleva por siglas Acción Nacional, lo digo así, porque muy lejos está de ser el partido que fundó Manuel Gómez Morin, el de la patria ordenada y generosa.
Con permiso de ustedes acudiré al contexto de mi propia experiencia, inicia a mediados de los 80’.
Para entonces cursaba los treinta y tantos años, veía con cierto interés los acontecimientos políticos, la hegemonía de un partido en el gobierno, con matices o claras tendencias, según el presidente en turno, hacia un socialismo muy particular, me atrevo a decir, muy a la mexicana.
Nacido en familia con raigambre en la fe católica, siendo “pecador estándar” con la luz de la filosofía tomista y agustiniana “In medius virtus” traducido a “Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre” en referencia a grupos de extrema derecha, algunos de ellos, en el caso de Durango, venidos al PAN por el fracaso del partido del gallito, PDM, sinarquista, para algunos historiadores partido fascista, cuyos representantes más visibles entre otros : Juan Carlos Gutiérrez C, Víctor Joel Martínez, Bonifacio Herrera R, varios integrantes de la familia Monreal, cuya mayor época fue cuando el jefe nacional era Manuel Espino (ahí va diciendo …)
En un momento observé el trabajo y liderazgo de Lic Carlos Garcinava y para entonces la histórica participación de sus hermanas Ma Luis y Beatriz, en la constante tarea de la educación, me motivaron acercarme al PAN.
Las oficinas del CDE se ubicaban en la calle Cuauhtémoc y la del CDM en la calle de Victoria, sendos jefes Ing. Federico Ling Altamirano y Pablo Antonio Nájera.
Basta con leer la historia de la fundación del PAN en Durango, para convencerse de la fe e intenciones de esos primeros hombres, ejemplo de ciudadanía, de trabajo, honorables y buenas costumbres.
La debacle del PAN se inicia desde mi muy particular punto de vista, con la aceptación de las prerrogativas fiscales y con los primeros reconocimientos electorales a partir el de Ernesto Ruffo Appel, en BC.
Sin embargo a partir de la dirigencia de Manuel Espino la turbidez y pérdida de brújula fue mayor y acelerada.
Corría el año 2004 cuando mi manifiesta simpatía a Carlos Medina Plascencia, para que fuera jefe nacional fue inscrita en la “lista negra” de los gallos, de los fascistas, al grado tal que al entonces secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, otro de su camada, le solicitaran mi remoción como delegado federal en Durango, como así sucedió. (Ene 2006).
La primer renuncia muy simbólica al PAN en los últimos años, fue la de Carlos Castillo Peraza, del que hago mía sus palabras “«He tomado la decisión de retirarme de la política partidista. Me enganché libremente como tripulante de este barco que es Acción Nacional. Ingresé, a la manera de tantísimos otros compañeros, como grumete y me fue dado ascender –en esto consiste la verdadera democracia– sin haber sido hijo de marineros ni heredero de armadores ni asignatario de navieros.
«No me propongo dejar la mar, pero en los muelles del puerto en que ahora estoy he decidido emprender lo que suele llamarse la ruta en solitario”.
Lo anterior lo traigo a colación motivado por esa misiva que apunté en los primeros párrafos, la del que fuera capitán de barco, ahora ni de grumete, se le da oportunidad.
A pesar de haber llevado al barco a buen puerto, en un mar convulsionado, con olas de otros mares.
Tratar de justificar el abandono no a los ideales, ni principios, sino a las plataformas, condiciones, intereses, grupúsculos que usufructan las siglas PAN, la franquicia, no es necesaria.
Nunca pensé que en la galería de jefes de CDE aparecerá quien sin tapujo alguno, se ha prestado, a eventos del todo reprobables, que lejano a un Ignacio Gallegos, Jesús H Elizondo, Ramón Pérez Gavilán, Luis Delahanty, García Guillén y otros más.
Celebro y acompaño la decisión de Jorge Salum, estoy cierto, que en esa nueva brecha muchos lo acompañarán, de manera abierta o no, ese sector de la sociedad, sin rostro que son los que en el pasado reciente le otorgaban su sufragio.
“No me fui en tiempos difíciles, ni tampoco llegué a la hora de las victorias fáciles”