Ahora la iglesia se pronuncia
Cuando Don Héctor González Martínez, comentó que el chapo Guzmán se avecindaba en Durango, el impacto fue mayúsculo, la serenidad característica del prelado, no lo hizo cambiar de opinión, aún con directos señalamientos a sus declaraciones.
Ahora le toca al actual titular de la arquidiócesis de Durango, Monseñor Faustino Armendáriz Jiménez, pronunciarse ante la creciente violencia en Durango.
Con toda claridad dijo “No hay persona que no tenga alguna herida, que no esté lastimada por alguna situación difícil o por algún susto que le haya sucedido en medio de esta vorágine creciente de violencia y en una situación de derramamiento de sangre”
Al poner el dedo en la herida, se intuye la complacencia o por lo menos el disimulo de las autoridades de nuestro estado y municipio, que hacen “que la virgen les habla”
Con la acostumbrada y muy trillada maña de publicitar engañosas publicaciones en las que se señala que Durango es de las entidades federales más segura, junto con Coahuila y Yucatán, esparcen cortina de humo, misma que no ha podido cegar los feminicidios escandalosos por las circunstancias en los que se dieron.
En algunos de estos casos, la presencia de la droga dicción es evidente, fenómeno en alarmante crecimiento entre los jóvenes en todo el estado, la facilidad para comprar mariguana, cristal, cocaina y otros estupefacientes raya en lo insólito, por la cantidad de “puntos” .
A la fecha, no hay pronunciamiento alguno al respecto, por parte del gobernador ni del alcalde, quizá sea por su ocupada agenda en la próxima Feria de Durango.
Esteban Villegas es otro gobernador, no que tenemos: que padecemos. Remitámonos a su gestión como presidente municipal, plagada de abusos de poder y corrupción, reprobado, por lo mismo, por su relevo en el cargo, el Dr. José Ramón Enriquez, a menos de dos años de haber asumido el cargo, lo que ha evidenciado este «médico» que no cura ni un pulque es que igual que sus predecesores en el cargo, Ismael, Herrera Caldera y Aispuro, llega al gobierno para enriquecerse en grande y descaradamente. Ve nomás el delito en que incurrió su primo hermano, Lauro Arce, al rentar a decenas de gringos el Mirador para ver el eclipse, incurriendo en un delito que se persigue de oficio y frente al cual la Fiscalía General del Estado no ha procedido como la ley la obliga. Otra Ruth Medina Alemán en esa responsabilidad. Y del Fiscal anticorrupción qué decir: pues no otra cosa que es un florero.