Desde las burbujas del poder

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El hoyo que no es hoyo 

Mucho se ha satanizado por el actual gobierno federal, la actividad minera, en cualquiera de sus formas.

El inquilino del palacio, con sus cómplices del poder legislativo, logra decretar la no explotación minera en las áreas naturales protegidas, luego viene el enredoso protocolo y las restricciones del uso del agua para esta actividad.

Por si lo anterior fuera poco, ahora pretende prohibir la minería a cielo abierto.

Entiéndase esta  aquella que busca la obtención de recursos naturales en la superficie del terreno y no de forma subterránea,para  lograr la extracción de algunos minerales.

De por si esta actividad en general representa impactos severos al medio ambiente, como en algunas ocasiones al sector social, a las poblaciones circundantes o a los rentistas de las tierras que por lo general son ejidos o comunidades, cuanto más la minería a cielo abierto, por la destrucción de paisaje a vista de todos, como otros efectos inherentes, como pueden ser contaminación a mantos freáticos, a agua superficiales, no se diga a la flora y fauna.

También no hay que medir con el mismo racero, pues hay minería a cielo abierto que va desde solo la extracción de la tierra (mineral) hasta la más perjudicial, cuando la lixiviación (separación de los metales) se realiza “in situ”.

Dantesco el espectáculo “de las galeras superficiales” en forma de tornillo que se van formando en la extracción de los minerales, quedando el “hoyo” una vez agotado el potencial a explotar.

Cuando se inicia la explotación, se debe contar con la utilización del impacto ambiental, que como cualquier otro sector (eléctrico, hidráulico, de caminos, etc) debe contemplar un capítulo denominado “abandono del sitio” cualquiera que fuera el motivo, en ello se especifica las medidas a realizar para minimizar los impactos además de la remediación.

Poco conocimiento tengo acerca de cuáles serían esas medidas de remediación  para el caso de esos enormes hoyos, lo más cercano de conocimiento que tengo, son algunas experiencias del país ibérico, que de manera sucinta, se resume, el usarlo para recibir escombros, residuos de otras actividades, no me imagino el movimiento, costo de camiones y demás, dadas las dimensiones de esos sitios.

Sería bueno ir pensando, de qué forma “los comos” superar estos obstáculos, para presentar alternativas al proyecto de prohibición mencionado. 

En Durango existen varias minas a cielo abierto, comenzando con el legendario cerro de Mercado, hasta otras muy conocidas al interior del estado.

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