El otro gobierno municipal
El lamentable feminicidio cometido en contra de Lili, en tienda departamental en pleno centro de la ciudad, en la zona de bancos y de mayor comercio, suscitó una inesperada e inmediata reacción por parte de grupos activistas, al que se sumaron buena parte de la sociedad.
Fuera de toda realidad el alcalde, Toño Ochoa, califica el acontecimiento como “aislado” exhibiéndose como una autoridad que vive en otro municipio idílico, acrecentado por sus aplaudidores, entre otros como dijera una vez el bien recordado gobernador Ángel Sergio Guerrero Mier, plumas pagadas al servicio del poder.
El sistema de seguridad pública municipal, es cuestionado, por propios y extraños, desde la adquisición nada clara de las “perronas” hasta la proliferación de ventanas clandestinas y “puntos” de venta de toda clase de estupefacientes.
El alcalde Toño, más ocupado y preocupado por el pan y circo, millones de pesos en pseudo eventos culturales.
La ambición por llegar a ser, primero alcalde, para brincar según El, a la gobernatura, lo tiene obsesionado, a tal grado de asociarse con quien sea, con tal de que le allanen el camino.
Los ciudadanos de a pie, ya no sabemos para quién presta sus servicios la policía municipal, para quienes constitucionalmente deben ser o para quienes financian campañas y ocurrencias.
Este lamentable asesinato, descubre al cielo abierto, la insensibilidad de quien nos gobierna en el ámbito municipal, a medio año del ejercicio edilicio, las máscaras se caen, para mostrarnos el verdadero rostro de la ambición y narcisismo.