Agua que no has de beber…
Todo un misterio se ha vuelto la contaminación del agua que beben los vecinos de la delegación Benito Juárez y otras de la Ciudad de México.
Todo empezó por las sospechas de algunos ciudadanos comenzaron apreciar olor y sabor “raro” como a gasolina, del agua que llega a sus hogares, la sospecha se hizo viral, al sumarse cada día más inconformes por el vital líquido que recibían.
Como es común en estos casos, las dependencias oficiales comenzaron a lavarse las manos, que es responsabilidad del gobierno de CDMX que no, la responsabilidad es del sistema de aguas, que ya protección civil se hace cargo, que petróleos mexicanos analizan muestras del compuesto de dos átomos de hidrógeno por uno de oxígeno.
Después de varios días, las autoridades deciden clausurar uno de los pozos abastecedores conocido como Alfonso XIII por ubicarse en el jardín de ese nombre.
Hasta la fecha los vecinos de la alcaldía Benito Juárez siguen exigiendo a las autoridades sobre los contaminantes encontrados y su origen.
La Fiscalía ha tomado cartas en el asunto, ahh pero ya se echó mano del recurso fácil para esgrimir responsabilidades, al declarar como información reservada, con el pretexto de que se pueda prestar a malas interpretaciones
Se habla de la presencia de cloroformo, diclorobenceno, tricloroetileno, pero nada de cómo llegaron al acuífero.
La falta de información precisa da lugar a especulaciones, como las de ser un sabotaje, un “compló” para estar al tono.
Lo que sucede en CDMX no debe ser ajeno a nuestra realidad, si bien a la fecha a Dios gracias no hemos tenido conocimiento de contaminación de pozos por hidrocarburos, bien sabemos que el flúor y el arsénico están presentes en parámetros más allá de la norma.
Asumamos un rol más crítico y propositivo antes de que sea más tarde.