La botella de sidra
A la luz de la sociología, filosofía, antropología e historia, podremos encontrar la motivación de las reuniones públicas, más cuando se tratan de manifestar inconformidad ante un ente de gobierno o sus decisiones.
Mañana domingo en más de cien ciudades del país, se llevará a cabo en la misma hora, concentraciones ciudadanas convocadas para manifestar la exigencia de respeto al árbitro electoral, en términos generales a la democracia.
Aunque se insiste en movilización apartidista, no deja de contener una alta dosis de rechazo a la dinámica de agravios del comandante en jefe del partido MORENA, presidente de México, aunque en lo mediático haya intentado lavarse la mano, entregando el bastón del pastor.
Se espera o por lo menos es el augurio, de miles de ciudadanos, que asistirán de manera consciente, libre y voluntaria, predominará si no me equivoco a, la clase media, por ser la que más ha venido recibiendo los embates desde el palacio, no solo en el tema político sino económico.
El evento debe ser aprovechado, aunque se insiste que no es el objetivo, en encauzar ese “coraje” a la participación el día de la elección, a ejercer su derecho de elegir a sus gobernantes, a sus legisladores.
Que el desfogue del ánimo reprimido, no se agote cual sidra una vez destapada, de ahí la tolerancia del gobierno central, para disminuir la presión social hacia los resultados de los casi ya seis años de gobierno.
No recuerdo evento similar por la cobertura nacional, por la espontaneidad de los que asistan y por el propósito común.
Esta experiencia, será sin duda un termómetro de lo que está por venir, de ahí la importancia del buen manejo para no dejarlo solo en una magna concentración.
La celebración de la expropiación petrolera, quedará nublado por lo mismo.
