Más que la hora los relojes finos
En este cada vez más mundo loco, abrazado por los estereotipos, develando personalidades de personajes públicos.
La personalidad según los conocedores tiene 5 rasgos que la definen:
Temperamento, carácter, personalidad, conducta y comportamiento, las dos últimas son muy dadas a trastocarse por el poder y por el dinero.
En Perú se ha desatado un escándalo político por la colección de finos relojes de su presidenta Dina Boluarte, amén de las formas en que ascendió al poder, hoy sale a la luz pública, ese detallito.
El hecho es que, el asunto ha trascendido de tal manera, a punto de poder quebrarse la silla presidencial, tan solo por unos cuantos relojes.
Así lo digo, porque en el México mágico en el que vivimos, es comidilla de todos los días, las grandes fortunas, logradas al amparo de la política, ya sea por “moches” para obra pública o para adquisición de bienes y servicios.
Por las “benditas redes” o por escrutinio ciudadano, nos enteramos de cuantiosas mansiones, autos de lujo, depósitos en paraísos fiscales, y demás, sin que la acción de la justicia haya alcanzado a alguien, a eso se le conoce como impunidad.
Hace tiempo un amigo preguntaba que era primero la impunidad o la corrupción, como aquello del huevo o la gallina.
Para que se de la corrupción debe haber el que corrompe y el corrompido, desde el billetito enrollado al policía de vialidad, hasta las transferencias multimillonarias a proveedores del balasto.
Cierto ex presidente dijo que la corrupción era parte de nuestra cultura, a tal propósito eruditos en el problema nos dicen “La corrupción es una conducta aprendida, no estamos acostumbrados a vivir en la corrupción, somos la misma corrupción” o
“
“La corrupción es consecuencia y no como tal el origen de algo, es consecuencia a los grandes rasgos de un estado fallido”
Nos molesta a lo sumo esas consecuencias muy dada en la clase política, pero mientras que en lo individual, no seamos parte del problemas, esto para desgracia continuará.
Pero tú fuiste funcionario importante en gobiernos del PRIAN y no dijiste ni hiciste nada contra los abusos de poder y la corrupción de los titulares. Contigo vale aquello de «ahogado el niño tapan el pozo». ¡Congruencia, Rangel, congruencia!