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Cuando Ramírez Gamero quiso hacer de Durango “la Ciudad de los Túneles”

Aquellos que en esa ocasión acompañaban al gobernador José Ramírez Gamero (1986-1992), fueron testigos del cambio de expresión en su rostro instantes después de ser informado del hallazgo de un probable túnel, durante la rehabilitación de la que hoy es sede de la Casa de Gobierno. 

Los colaboradores del mandatario estatal, jóvenes en ese sexenio, aseguran que el rostro de don José pasó de seriedad a esperanzada sonrisa. Y fue una especie de sonrisa de ensoñación, como si le hubieran comunicado algo importante, como encontrar algún tesoro muy buscado.

Ramírez Gamero había recuperado la antigua sede de la Academia Pedro Chávez mediante una detallada rehabilitación: contrató arquitectos experimentados en la recuperación de edificios centenarios e incluso realizó trámites para trasladar muebles de las haciendas de La Ferrería y del Ojo, a fin de que la Casa de Gobierno quedara de lujo, como una residencia del siglo XIX.

Sin embargo, la presunta localización de un túnel en el edificio amplió la perspectiva del gobernador de convertir a Durango en un destino turístico, tanto a nivel nacional como internacional, algo que la distinguiera como “la ciudad de los túneles”, ya que tantas historias circulaban sobre este tipo de construcciones subterráneas del centro histórico.

Por décadas, los duranguenses daban por sentada la existencia de un túnel que comunicaba al Edificio Central de la UJED con el Palacio de Zambrano, hoy Museo Francisco Villa; también se aseguraba de otro en la Catedral que, como un tercer brazo, se unía con esas dos edificaciones.

Era muy comentada también la historia de un supuesto túnel que unía la sede del Arzobispado con el que fue Convento de San Francisco, hoy Multifamiliar Francisco Zarco y asimismo circulaban otras historias sobre el tema, ya al parejo de relevancia que las leyendas. 

En la imaginación de no pocos duranguenses, pues, abundaban los túneles en Durango, en casi cada iglesia y hasta en planteles educativos antiguos o en ciertas casas de esas de tres patios; o sea, era tan extendida la versión que ya había adquirido visos de realidad. 

Por todo esto, seguramente Ramírez Gamero se entusiasmó por la noticia del túnel en la Casa de Gobierno y de allí decidió armar un proyecto turístico sin precedentes para Durango, aunque, a diferencia de otros políticos, no se dejó ir por su corazón y decidió comprobar primero si existía o no esa supuesta red de túneles. 

El gobernador de Durango solicitó entonces el apoyo de Manuel Camacho Solís, quien era en esos años titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología, una dependencia creada en el sexenio de Carlos Salinas De Gortari.

Muy pronto, un grupo de peritos en construcciones subterráneas llegó a Durango e iniciaron una investigación científica en el lugar que los arquitectos, ingenieros y albañiles habían encontrado en la Casa de Gobierno. Acudieron a la Catedral, al Edificio Central de la UJED, al Palacio de Zambrano, a la iglesia de Los Remedios, al Arzobispado, al Multifamiliar y a otros edificios emblemáticos de la ciudad.

Un par de días bastaron para elaborar un dictamen sobre ese hallazgo y luego Ramírez Gamero los convocó a su despacho, en el Palacio de Zambrano, para conocer la esperada realidad sobre ese particular.

Cuentan que el gobernador se fue para atrás cuando le informaron que no existía tal túnel, como se había creído, sino que se trataba de una fosa séptica, obra muy adelantada para la época en que se construyó esa casona, ya que estaba diseñada para que el olor se disipara  por el techo exterior.

En un principio, Ramírez Gamero intentó, según cuentan, sostener la versión del túnel, pero muy pronto se convenció que esa falsedad iba a caer por sí misma, por lo que aceptó la realidad y giró instrucciones para revisar las otras versiones de túneles.

Una a una, las investigaciones perdieron credibilidad, por lo que Ramírez Gamero exigió una nueva reunión con los expertos, dado lo inverosímil de que ninguna de las historias acuñadas durante tantas décadas en Durango tuvieran sustento.

Los expertos de la SEDUE le explicaron a Ramírez Gamero que hay muchas construcciones subterráneas en el centro de la ciudad, realizadas sobre todo en los siglos XVII, XVIII y XIX, pero que no son necesariamente túneles. 

Algunas obras son fosas sépticas, como la de Casa de Gobierno, que hoy es la cava del inmueble; también se crearon almacenes subterráneos, es decir, cuartos para guardar objetos, incluso algunos con características del vacío perfecto para que no se echaran a perder telas, objetos de madera, armas de fuego.

Algunos más son escondites con ventilación; espacios fríos para conservación de alimentos y productos perecederos, a falta de los refrigeradores que llegarían mucho después; o bien canales de drenaje, entre otras obras.

En el caso de planteles educativos, solían construir teatros con sótanos para resguardar telones, objetos para escenografía, etcétera, pero muy alejados de un túnel, aunque no faltan exalumnos que en el presente aseguran que cuando fueron a la primaria se paseaban por el túnel del teatro.

Es decir, naufragó la posibilidad de que Durango pasara a ser conocida como “la ciudad de los túneles”; de hecho la única construcción con estas características se localizó en el Colegio McDonell, ubicado en Coronado y Juárez, pero acusaba tal deterioro el espacio que sólo se pudo avanzar unos cuantos metros, de modo que no se sabe hacia dónde llega ese túnel, por lo que la entrada se selló y así sigue.

Para cuando se supo sobre este primer y único túnel, Ramírez Gamero ya estaba desencantado del proyecto y no quiso saber más del asunto. Los expertos volvieron a la Ciudad de México, la Casa de Gobierno quedó flamante, aunque hoy en día ya no cuenta ni con la tercera parte del mobiliario de aquel sexenio, pero lo que hasta hoy se mantiene, son las historias fantasiosas de estas obras subterráneas. 

Y ahora, cada vez que se habla de cualquier obra en el subsuelo, la primera clasificación o idea que se viene a la mente es la de un nuevo túnel. Así seguimos siendo en Durango, para bien o para mal. 

CUENTA EN X: @rubencardenas10

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