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Cuando Bob Dylan se enamoró de los desiertos de Durango 

Bob Dylan, multigalardonado músico, compositor, cantante, actor, escritor y poeta cumplió ayer 83 años. Es una de las figuras artísticas más prominentes de la historia contemporánea, que incluso ganó el Premio Nobel de Literatura en el 2016 y se ha mantenido vigente hasta la fecha y lo será por las próximas generaciones.

Uno de los pasajes de mayor importancia en su vida profesional se encuentra estrechamente conectado con Durango, porque fue en este suelo, durante la filmación de la película “Pat Garret and Billy the Kid” -en los tiempos de esplendor de nuestra entidad como tierra del cine- donde se inspiró para crear dos de sus icónicas composiciones.

Nacido en Duluth, Minnesota, Robert Allen Zummerman se fue convirtiendo en ese artista prolífico e influyente llamado Bob Dylan. En los Estados Unidos lo consideran el “Rey del folk”, pero son memorables también sus incursiones en el rock, folk-rock, country-rock, rock&roll, blues, blues-rock, gospel y la canción de protesta.

Además de cantar, toca la guitarra, armónica, bajo, piano y teclados. Es barítono y desde hace varias décadas es miembro de la Academia de las Artes de Berlín, así como de la Academia Estadunidense de las Artes y las Letras.

En 1990 fue distinguido con la Orden de las Artes y las Letras; en el año 2000 ganó el premio Música Polar; en el 2007, el Premio Príncipe de Asturias; en el 2008, el Premio Pulitzer, el máximo premio periodístico que se concede en el mundo; en el 2009, obtuvo la Medalla Nacional de las Artes; en el 2012, la Medalla Presidencial de la Libertad; y en el 2016 el Premio Nobel de Literatura.

En 1972, Dylan estuvo varios meses en Durango, junto con su esposa Sara Lownds, para filmar uno de los “western” que hicieron famoso el árido paisaje, el cielo azul resplandeciente, los espectaculares atardeceres que siguen siendo un atractivo para los buscadores de sets cinematográficos, aunque por años esa industria buscó otros horizontes de mayor accesibilidad.

Y se cuenta que los desiertos de Durango le impactaron tanto a Dylan que, sin ser un actor consumado, interpretó con genialidad el personaje “Alias” y creó en una sola noche la canción “Romance in Durango” para una escena de la película, a petición del director Sam Peckinpah.

“No llores, mi querida, Dios nos vigila

Pronto el caballo nos llevará a Durango”

Tanto le gustó al director esta inspirada muestra musical, que le pidió escribir otra y así surgió lo que se convertiría en la legendaria “Knockin On Heaven’s Door, también para “Pat Garret and Billy the Kid”. Ambas composiciones quedaron incluidas en el soundtrack de la filmación y en 1974 fue nominado al premio BAFTA como menor Banda sonora.

Quienes conocieron el paso de Bob Dylan por Durango lo describen como un hombre dadivoso, sencillo y sin aires de grandeza en lo absoluto. Se volvió fan de las botas vaqueras elaboradas a mano en lo que fue “El Relámpago”, el principal taller artesanal de zapatos y botas de la época.

Dylan solía apersonarse allí para que le confeccionaran sus botas bajo diseño; de paso, le gustaba sentarse por buenos lapsos en los escalones del Multifamiliar de calle Francisco I. Madero y 20 de Noviembre, ya aprovechando su visita a ese local conocido por todos, dado que también se ponían tapas, medias suelas, arreglo y boleado de botas, mocasines, zapatos de fiesta y demás calzado.

De amigos, claro que también hizo muchos durante esas semanas: Leandro Ramón, Adolfo Torres y Anwar Daher (fallecidos estos dos últimos), fueron parte del grupo con el que solía reunirse y con quienes compartió tardes y noches de farra en la casona de La Trinidad, frente a la hoy Facultad de Economía, Contaduría y Administración de la UJED.

Además de este círculo, Dylan tenía otros cercanos, como el actor norteamericano John Beck, oriundo de Chicago, que llegó a Durango para la misma película. En una de las fiestas, Beck conoció a la actriz británica Tina Carter, que igualmente era parte del elenco, y todo acabó en matrimonio. Después tuvieron una hija aquí en Durango, lo que muestra el arraigo de esa comunidad artística con nuestra ciudad.

En grupo, acostumbraban comer en el restaurante del hotel Campo México Courts y cenar en el Casablanca y, cuando tenían oportunidad, caminaban hacia los rompopes y donitas de El Pasaje, destino casi obligado no sólo de ellos, sino de la mayoría de los artistas y productores que pasaban temporadas en Durango.

Ten entrañable fue la relación de este grupo de actores afincados aquí, que siguieron con su amistad hasta el día de hoy; actualmente Dylan y los Beck radican en Malibú, California, donde se estableció la gran comunidad artística mundial, después de Hollywood. En el Durango de hoy, no todos recuerdan las andanzas de Bob Dylan y sus allegados, pero es innegable que hubo una conexión mágica entre esos dos mundos.

CUENTA EN X: @rubencardenas10

1 comentario en “Al tiempo”

  1. Juventino Rodarte Solis

    Relato pleno de nostalgia de la presencia de Bob Dylan en Durango acompañado por su esposa e hijos quienes tuvieron como “baby sitter” a una joven y guapa mujer duranguense ahora una respetable dama que vive en USA.
    Felicidades

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