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Ya son 50 años del “Güichi” y sus quinielas

Muchos en Durango lo conocen, pero no por su nombre, sino por su apodo. “El Güichi comenzó a realizar sus quinielas en eventos deportivos, tanto profesionales como amateurs, desde hace 50 años, tradición que mantiene hasta hoy, apoyado por su hijo, nieta y bisnietos. 

Son ya, pues, cuatro generaciones quinieleras, que ofrecen una emoción adicional a los asistentes al beisbol, futbol, basquetbol, boxeo o artes marciales mixtas, principalmente. José Luis González Soto, “el Güichi”, creció en la colonia Chapultepec y desde joven se inclinó por el comercio; tuvo un puesto en el mercado Gómez Palacio y fue de los pioneros de la romería del 2 de Noviembre, a las afueras del Panteón de Oriente, así como la del Santuario el 12 de Diciembre, que cada año registran mayor afluencia.

Siempre mostró gusto por los escenarios deportivos y el ambiente relacionado con las canchas o la duela, así que empezó a poner en práctica la idea de las quinielas, lo cual le abrió un mundo amplio, pues comenzó a ganar dinero -no se gana mucho, aclara- ser conocido y a conocer gente de todos los ámbitos, desde políticos y funcionarios hasta deportistas profesionales de diversos estratos sociales.

Y fue durante aquellos años de la Liga Central de Beisbol, vigente todavía en los años setenta, cuando “el Güichi” decidió echar a andar su idea de vender quinielas, dado que había muchos aficionados -familias enteras, parejas, estudiantes- en cada uno de los partidos que se jugaban en esta plaza.

Eran los Alacranes de Durango, sucursal de los Charros de Jalisco, los que participaban en la Liga Central de Beisbol, con el cubano Julio Pérez Azcuí como primera base y con Martín Dihigo, ambidiestro al batear, quien jugaba las nueve posiciones en el diamante y también pichaba como pocos. Ambos se erigieron como las estrellas de aquel equipo glorioso.

Así pues, en 1974 “Güichi” González empezó con sus quinielas solo, sin ayuda, en estos partidos de la temporada, pero después tenía que contratar a algunos muchachos, porque la demanda de los aficionados lo rebasó. El viejo estadio de beisbol; es decir, el “Francisco Villa”, tenía capacidad para dos mil personas, así que había un buen público potencial.

Ocurrió que los Charros se trasladaron a Durango pocos años después y fue cuando realmente floreció el gusto por las quinielas aquí, de manera que “Güichi”, apoyado por unos diez ayudantes jóvenes muy dinámicos, llegó a vender más de 900 quinielas en cada una de las nueve entradas por partido; cada quiniela tenía un costo de 10 pesos.

Y, en cuanto a las reglas de la quiniela, son las mismas hoy que en ese entonces: el comprador puede ganar hasta 50 pesos al final de la entrada, si resulta favorecido. La clave del éxito probablemente radica en el bajo costo y en la posibilidad de ganar cuatro veces lo que se pagó.

De igual modo, en la época dorada del basquetbol profesional con los Leñadores de Durango, en el Auditorio del Pueblo, fue tiempo de bonanza para estas apuestas rápidas, así como en los eventos especiales ocasionales o más regulares, como funciones de box, entre otros.

Para este comerciante de nacimiento, las quinielas han representado una fuente de ingresos adicional a otras que desarrolla también en el rubro de ventas -como su famosa nieve de garrafa, muy buscada en los partidos- y en todo esto ya se han ido involucrando sus hijos, nietos y hasta bisnietos.

Ahora, el encargado de mover las quinielas en cada temporada de beisbol es su hijo Hugo Alberto González, y Milagros la hija de este, junto con sus hijos Gael y Vanesa, a su vez bisnietos de “Güichi”. O sea, tres generaciones dedicadas a lo que el patriarca familiar inició hace medio siglo.

En honor a la verdad, insiste el entrevistado, no hay grandes ganancias con las quinielas, si se toma en cuenta que es de unos 10 pesos por cada 5 que se colocan y, además, las ventas en estos años ya no son las de antes, dice, en gran medida porque los aficionados ya no están muy acostumbrados a este juego de azar y no lo entienden mucho.

Lo que sí dejan las quinielas, según asegura su promotor, es entretenimiento, alegrías, bullying a los que nunca ganan, muchas amistades y sana convivencia. Es algo que pone ambiente y emoción dentro del estadio, sea que el equipo local vaya ganando o perdiendo.

Hoy, el famoso “Güichi” anda por los 88 años y recientemente se recuperó de un derrame cerebral, por lo que, al menos en lo motriz, dice ya no tener la fuerza de otro tiempo para desplazarse por estadios, arenas y auditorios, así que en buena parte “pasó la estafeta” a sus familiares directos, que también son caras conocidas en los partidos. Hay quinielas, pues, para muchos años, por si gustan.

CUENTA EN X: @rubencardenas10

1 comentario en “Al tiempo”

  1. Juventino Rodarte Solís

    Conocí al personaje citado carismático y convincente para la venta de quinielas
    En lo que se refiere a los datos beisboleros yo llegué a Durango en los años cincuenta y Durango participaba en la liga central con el equipo de los Alacranes con Martín Dihigo como manager, Pedro Charolito Orta en el jardín central, Buck Leonard como primera base, Gregorio Azea en el Jardín central entre otros. Julio Perez Azcui era utility, o sea podía jugar varias posiciones
    Saludos

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