Desde las burbujas del poder

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Del robo a la estafa institucionalizada 

Las toallas de Fox y los negocios de los hijos de Martita. la estela de luz de Calderón y la casa blanca de Peña Nieto, daban cuenta de la corrupción en las altas esferas del gobierno, hechos del dominio público, que calaron en aquel septuagenario militar retirado con grado de general.

Educado desde temprana edad en la férrea disciplina militar, en el amor a la patria y respeto a las instituciones, le calaba hasta los huesos, todo tufo de descomposición, más aquella que hacía presencia en el seno de la administración pública. 

Era un hombre de una sola palabra, recto, disciplinado, pero sobre todo leal a la patria, daba testimonio a la institución que lo firmó “Por el honor de México.

Tan así fue, que en el acto de su retiro, la salva de fusilería por más de 1000 cadetes militares, como salutación y retiro, aún resonaban como eco en los más íntimos recuerdos de su carrera. 

Le dolía el involucramiento del comandante supremo, de los últimos sexenios, en la denuncia de tráfico de influencias, aceptación de dinero o de bienes, como poca y dudosa transparencia en algunos rubros del egreso federal.

Al señor de Macuspana tenía tiempo de conocerlo, incluso en más de dos ocasiones, cumplió las instrucciones de resguardar la seguridad del inquieto tabasqueño, en las tropelías contra las instalaciones de Petróleos Mexicanos, recién que abandonó las filas del partido revolucionario institucional.

Las intentonas fallidas por ser presidente de México, se repetía en 2018, la propuesta de terminar con la corrupción, fue el gancho para creer en los compromisos por transformar a México.

El sexenio se fue volando, ahora en las postrimerías hace recuento del “pañuelito blanco” de los resultados de lo ofrecido, con amargura y frustración, repasa lo de la casa gris, lo sobre precios de la refinería de dos bocas, la pésima construcción del aeropuerto Felipe Angeles, la destrucción de la selva en Quintana Roo, los negocios ultra millonarios de los hijos del presidente, pero quizá lo más vergonzoso y doloroso para El, como militar, la complicidad abierta y descarada con el crimen organizado.

Ver la deposición de las armas ante la persecución de malandros, prácticamente en huida  por aquello de “abrazos no balasos” el mandato de soltura de Ovidio, las visitas a Badiraguato, más otras cosas, le cerraban el puño de coraje y de impotencia.

La figura de Xóchitl como candidata más ciudadana que de partidos, le conforta un poco, quizá sea, por su edad, el último sufragio que emita para renovar al poder ejecutivo y legislativo federal, lo hará consciente de que como exclamó Vicente Guerrero “La patria es primero”

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