De congruencias y traiciones
En su haber contaba con la cuna de familia fundadora del PAN en Durango, nació, creció y se desarrolló, en los apuros, anécdotas, persecuciones, amenazas a las que eran sometidos a quienes abiertamente se manifestaban en contra de la dictadura tricolor.
Para en esos años, el PRI gobierno lo era todo, organizaba, dirigía, calificaba y se auto reconocía todo triunfo, hasta el de la localidad más pobre y más alejada.
Ella, congruente y consciente, cuando la edad se lo permitió, representaba a su partido, en cuanta elección se presentaba, pequeños cursos de cómo representar al candidato en la mesa de la casilla, hasta la de preparar los lonches y el agua de limón, en los viajes al interior del estado, llevando el mensaje del humanismo político.
De manera solidaria, en cierta ocasión apoyó a las elecciones, como observador, en el municipio de Rosario Sinaloa, con tristeza constató la permanente miseria e ignorancia de mucha gente del medio rural, que en la casilla preguntaba que circulo cruzar, para obtener de inmediato la voz más que instructiva, ordenadora.. por el de la banderita de México.
Eran tiempos en que no se aceptaban las prerrogativas (dinero) del gobierno para existir y competir como partido político, se sobrevivía con la generosa participación de quienes estaban convencidos de cambiar a México, en otras palabras, los que sudaban la camiseta, sin mayor recompensa, que el deber cívico cumplido.
Así era, elección tras elección, ningún reconocimiento “gánale al PRI” era la metáfora ante la imposibilidad de lograr algo.
Para tener candidatos “se sudaba la gota gorda” a sabiendas de que ante la arrolladora burocracia electoral, el fracaso estaba anunciado, la estigmatización por igual, auditorías, visitas de supervisión, pérdida de empleo se daban con frecuencia, aún así existían hombre y mujeres de entereza que daban fe de su creencia política, aún en la plaza pública.
Fue en 1989 cuando por diferentes razones mayúsculas el régimen reconoce el triunfo del candidato azul en 1989, terminando con 60 años de hegemonía priista.
A partir de entonces otros triunfos son reconocidos, el partido acepta el dinero del gobierno para mantener al partido, los suspirantes candidatos comenzaron en abundancia, se guardó la camiseta, se le dieron vacaciones a los principios doctrinarios, se adopta a una casta burocrática partidaria con altos sueldos, los órganos de decisión y deliberación son ocupados por los incondicionales de las cúpulas, gracias a los beneficios del reparto del motín.
El personaje de esta narrativa, sin renunciar a lo suyo, marcó su línea, poco a poco dejó su proselitismo, ante la traición a las causas de los fundadores, por aquellos que formando grupos de poder, hacían y deshacían a su antojo.
Ella prefirió ser congruente, con prudencia y decoro, se refugió en la historia de los suyos y en las experiencias propias.
Por si aquello fuera poco, la traición mayor fue la alianza celebrada con el verdugo de sus luchas, antípoda de la solidaridad y la subsidiaridad, bajo la falsa premisa de una suma de esfuerzos para terminar con un mal mayor.
Durante las mañanas en los cabildos municipales había aún debatían y señalaban lo necesario, en congruencia a su formación política, por la tarde se tenía que agarrar de la mano con su adversario histórico, para asistir al mitin, difícil tarea, abandonada por muchos.
A quienes no cumplían con los dictados perversos de la cúpula ahora con regla de tres mixta.
Destacados militantes, tanto en la administración pública, como en el entorno social, fueron hechos a un lado, las nuevas formas lo demandaban, la praxis sobre la ortodoxia, las banalidades sobre las virtudes.
No pocos han adoptado por otras plataformas que les permita seguir construyendo el bien común, ética, compromiso, congruencia, sobre los que por intereses bastardos y mezquinos han traicionado todo principio, moralidad y civismo.
Mi estimado Químico, el año que gana el PAN es 1986, 89 de nuevo el PRI y 92y 95 PT. Saludos y no dice de quién habla. Saludos
Excelente artículo. Vaya que fueron mayúsculas las razones por las cuales el PAN triunfó en las elecciones de 1989 en Baja California. Habría que publicitar esas razones mayúsculas y más que ello de identificarlas.
Después siguieron otros triunfos y quedan para la historia las elecciones en 1986 en los estados de Chihuahua y Durango, sobre todo las del primer estado y cuyo resultado favorable al PRI a pesar de la percepción ciudadana de que había ganado el PAN.
El triunfo reconocido a favor del PRI fue llamado como un fraude patriótico.
Estoy de acuerdo de no identificar a la protagonista ya que lo importante es el fondo que plantea el autor.