Al guardar silencio, el exsecretario de Educación confesó demasiado
Al ser abordado ayer por los medios informativos, el exsecretario de Educación Rubén Calderón Luján, uno de los cuatro personajes del gabinete estatal del pasado sexenio investigados por la Fiscalía Anticorrupción, pidió ayer “comprensión y respeto” a su privacidad y a su familia. No permitió preguntas sobre la situación legal que enfrenta.
Si, como dicen, quien calla otorga, Calderón Luján reveló demasiado con esa negativa a hablar, pues alguien que se sabe no culpable se defiende de inmediato, niega los cargos, exige la presentación de pruebas en su contra y hasta amenaza con demandar a sus acusadores por daño moral, cuando menos.
Claro que el extitular de Educación estatal tiene derecho a pedir privacidad y respeto a su familia, pero debe entender que es una figura de interés público -aun cuando ya no sea funcionario- y que la sociedad exige rendición de cuentas, en particular porque la dependencia que encabezó tiene graves señalamientos por corrupción.
Uno de estos es el descubrimiento y posterior baja, en esta administración, de cien “aviadores” que por años estuvieron cobrando en la dependencia sin trabajar, pero es apenas un ejemplo de los tantos que socavaron el erario estatal.
Junto con Rubén Calderón, los otros exsecretarios “en capilla” por parte de la Fiscalía Anticorrupción son Arturo Díaz Medina, de la Secretaría de Administración y Finanzas, sobre quien pesa ya una orden de aprehensión que se ha intentado ejecutar en más de dos ocasiones, pero sin éxito, así como Eleazar Gamboa De la Parra, de Turismo, y Sergio González Romero, de Salud, quien debe aportar información sobre el trágico brote de casos de meningitis al final del sexenio pasado.
“No tengo nada que…” “les agradezco su…”, “pido su comprensión, por mi privacidad y mi familia”, fueron las únicas frases que soltó Calderón Luján a los periodistas que intentaron abordarlo ayer en un lugar público, ni siquiera en un espacio privado.
Los personajes públicos son noticia, hablen o no, y ayer lo fue precisamente él, cuando evitó responder cuestionamientos sobre la investigación de que está siendo objeto. Por todo esto, antes que pedir respeto a su privacidad, Rubén Calderón debe ser consciente que fue un servidor público al que se le confió demasiado y no entregó buenas cuentas.
O, de lo contrario, no estaría siendo perseguido por las autoridades encargadas de esclarecer delitos relacionados con la corrupción. Si no desea que le pregunten sobre su desempeño, que permanezca anónimo, donde nadie lo encuentre.
No puede pasar por alto que, mientras su situación legal siga tan incierta, la sociedad espera respuestas, pues administró una dependencia que a todos nos importa, no una empresa privada, así que ni se altere ni se moleste. No es cuestión de su familia, es cuestión de que él saque la cara para explicar qué pasó.
COLMILLOS Y GARRAS
HUBO INTENSA MOVILIZACIÓN policiaca ayer a mediodía en las inmediaciones de Punto Guadiana, debido a un reporte de asalto a la sucursal bancaria que se encuentra en esa plaza. Varias personas armadas ingresaron y se llevaron un botín superior a los 144 mil pesos, con el consiguiente susto para los clientes, empleados y gente que andaba en algunas tiendas… NO SE HA logrado detener al responsable de la muerte de un joven repartidor de comida por aplicación, que fue atropellado en el bulevar Durango la noche del sábado. Esperemos que hagan su trabajo las autoridades correspondientes, a fin de que caiga todo el peso de la ley contra tal sujeto que se dio a la fuga y dejó al muchacho a su suerte… SEGÚN EL SISTEMA Nacional de Seguridad Pública, en Durango 61 personas murieron atropelladas y 304 en choques automovilísticos durante el primer cuatrimestre del año; el exceso de velocidad y/o el alcohol fueron la causa de todas estas muertes.
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