Putin ha evitado lo peor del motín de Wagner, pero su régimen «sale debilitado»

Compartir

El líder de la milicia privada rusa, Yevgeny Prigozhin, finalmente ha dado marcha atrás a su rebelión contra el Ejército ruso, tras un acuerdo negociado el sábado por Belarús. Aunque la «amenaza de guerra civil» advertida por Vladimir Putin parece haberse evitado, este asunto representa, sin embargo, un duro golpe a la imagen del líder del Kremlin, revelando los fallos del aparato del Estado en plena contraofensiva ucraniana.

El conflicto armado en Moscú no tendrá lugar. Lanzadas por su líder, Yevgeny Prigozhin, a una guerra contra la élite militar rusa, las fuerzas de Wagner decidieron detener su rebelión el sábado 24 de junio para evitar un sangriento enfrentamiento con el Ejército ruso.

Aunque Vladimir Putin consiguió evitar lo peor, este episodio puso de manifiesto las divisiones entre el oficialismo militar y las tropas externas que combaten en la «operación militar especial» en Ucrania, además de sacudir la postura del presidente, obligándole a reconocer la gravedad de la amenaza interna.

Lukashenko como negociador para salvar la imagen del Kremlin

Tras un día de intensas especulaciones sobre el avance de las fuerzas de Wagner hacia Moscú, el propio Yevgeny Prigozhin anunció a primera hora de la tarde que había ordenado a sus tropas regresar a sus bases. Este espectacular giro de 180° grados fue obtenido por Alexander Lukashenko, líder de Belarús y estrecho aliado de Putin.

Lukashenko afirmó haber negociado un «cese de los movimientos» de los mercenarios y una «desescalada de las tensiones», según el canal no oficial de Telegram de la Presidencia bielorrusa. Esta versión también cuenta con el apoyo del Kremlin, que afirmó que el mandatario ruso había «dado las gracias» a su aliado.

«Vladimir Putin nunca habla con sus oponentes, eso sería darles demasiado valor. No negocia con terroristas, eso sería mostrar debilidad», señala Paul Gogo, periodista francés que reside en Moscú, subrayando la importancia para Moscú de utilizar -al menos en apariencia- un intermediario.

Lo cierto es que las concesiones hechas al líder de Wagner y sus hombres contaron con la aprobación del Estado ruso. Mientras que Putin había declarado sin rodeos esa misma mañana que los autores del «motín» serían severamente castigados, Rusia ha anunciado finalmente que retira los cargos contra las fuerzas de Wagner y su líder. «La causa penal contra él será archivada. Él mismo irá a Belarús», declaró a la prensa el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *