Titán: búsqueda contrarreloj del sumergible desaparecido

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¿Qué pasó con el submarino desaparecido? Las condiciones para los servicios de rescate son difíciles a una profundidad de unos 4.000 metros. ¿Qué tan peligrosa es una expedición tan profunda?

El «Titanic» se consideraba insumergible. Pero solo cinco días después de iniciar su viaje inaugural a Nueva York en 1912, el mayor crucero del mundo en aquel momento se hundió. Desde entonces, el mito del Titanic ha cautivado a personas de todo el mundo, entre ellas investigadores, pero en los últimos años también cada vez más turistas. «Salga de la vida cotidiana y descubra algo verdaderamente extraordinario»: éste es el eslogan que utiliza la empresa Oceangate para promocionar sus expediciones turísticas al naufragio del Titanic. Ahora hay cinco personas desaparecidas.

250.000 dólares es el precio de un billete para un viaje con un sumergible a las profundidades del mar. No es un precio asequible para turistas corrientes. Pero sí para los aventureros adinerados. A bordo del «Titán» se encuentran, entre otros, el empresario y aventurero británico Hamish Harding, así como el consultor de gestión británico-paquistaní Shahzada Dawood y su hijo. Pero,¿tan difícil es volver a encontrar el sumergible?

Búsqueda por sonar

En el lugar del naufragio del Titanic reinan condiciones difíciles: oscuridad absoluta, presión del agua extremadamente alta. Los restos del Titanic se encuentran a unos 3.800 metros de profundidad.

«A esta profundidad de agua, un sistema de búsqueda por sonar tendría que tener un haz muy estrecho pero con una frecuencia lo suficientemente alta como para encontrar un sumergible tan pequeño», declaró a la prensa Jamie Pringle, geocientífico forense británico de la Universidad de Keele.

En el caso del Titán, solo hay dos posibilidades. «Si, en contra de lo esperado, el barco está flotando en la superficie y no puede ser localizado debido al bajo francobordo [la altura del casco por encima de la línea de flotación, nota del editor], las posibilidades de ser encontrado son realistas», dijo la Marina alemana en respuesta a una pregunta de DW. «Sin embargo, en tal caso se habría enviado una señal de socorro».

Por otro lado, si el submarino hubiera llegado a hundirse en el lecho marino, sería especialmente difícil encontrarlo. El lecho marino es muy accidentado, la plataforma continental tiene una pendiente pronunciada y hay fuertes corrientes oceánicas. Además, el agua marina impide la mayor parte de las comunicaciones. «Por desgracia, el agua de mar bloquea muy rápidamente la propagación [de las ondas electromagnéticas] por debajo de la superficie», explica el australiano Eric Fusil, director del Shipbuilding Hub de la Universidad de Adelaida. El radar y el GPS, así como los focos o los rayos láser, serían absorbidos a los pocos metros.

Presión extrema del agua

«Todos los submarinistas saben lo crueles que son las profundidades marinas: desde un punto de vista técnico, explorar el mundo submarino es tan difícil o más que explorar el espacio exterior», afirma Fusil. La desaparecida cápsula «Titán» está hecha de fibra de carbono y titanio, materiales que pueden soportar presiones a profundidades de hasta 4.000 metros. El casco de la nave está diseñado para proteger a la tripulación de la presión del agua, al menos mientras no sufra daños.

Sin embargo, los submarinos de rescate en altamar de la marina tienen un alcance máximo de 2.250 a 3.000 metros. «Si el submarino yace en el lecho marino y no puede generar flotabilidad y el salvamento del submarino en su conjunto está descartado, el rescate de la tripulación no es posible», explica la Marina alemana a DW. «Incluso los submarinos militares con propulsión nuclear están limitados a una profundidad de hasta 500 metros y solo podrían utilizar sus sonares para detectar señales del Titán, sin posibilidad de acercarse», dijo Fusil a los periodistas.

Los equipos de rescate siguen buscando a las cinco personas a bordo del Titan. Pero es una carrera contrarreloj. Los expertos calculan que el aire respirable a bordo podría durar, como mucho, hasta el jueves por la tarde. «Esperemos por el bien del Titán y de sus pasajeros que puedan volver sanos y salvos a la superficie», dice Fusil.

Redacción Voz Libre con información de dw.com

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