Los ciudadanos seguimos siendo testigos de un formato de “debate” que si bien puede tener (en algunos momentos o en otros estados) elementos que lo puedan hacer atractivo para una audiencia, en general es un formato arcaico que poco tiene que ofrecer a un público que no le interesa ver contenido relacionado con la política.
De entrada, la participación de las candidatas Delfina Gómez de Morena y aliados y Alejandra del Moral del PRI y aliados, fue totalmente predecible.
La morenista, en ocasiones sin argumentos concretos. Con una imagen muy a su estilo, utilizando un traje color café oscuro (al menos así lo vi en pantalla). Este color está es cálido, está asociado a la tierra; es el color de la resiliencia.
Los movimientos rápidos de un lápiz que trajo en las manos, reflejaba por momentos cierto nerviosismo.
La primera y última intervención fueron discursos elaborados, lo que le permitió tener más interacción a la cámara. Las demás intervenciones las respondía viendo a la moderadora.
Pudo haber aprovechado mejor el manejo con la cámara, porque es ahí en donde le habla directamente a la ciudadanía.
Por momentos se le escuchó genuina, espontánea, orgánica en sus respuestas y eso le dio un tono de empatía y cercanía.
Por otro lado, la priísta ataviada con una blusa en tono rojo coral-salmón-rojo claro que denota calidez, empatía emocional y frescura.
Fue sumamente estructurada y eso es una limitante al momento de querer responder cuestionamientos que están fuera del guión que le prepara su equipo. Seguramente en los lineamientos del equipo de media training, la exigencia de lo perfecto es la regla, pero endurece y tensa al momento de responder algo que no estuvo ensayado.
Alejandra del Moral estaba obligada a ir más a la defensiva y así lo proyectó.
Llevó mejor el manejo de la cámara y mantuvo por momentos más prolongados la mirada directa hacia la cámara, viendo a los ciudadanos de frente.
Además de lo anterior, hubo 2 momentos que al menos para mí, fueron relevantes.
El primero de Alejandra del Moral que no respondió absolutamente nada sobre la problemática del río Lerma.
La Cuenca del Alto Lerma se divide en tres grandes espacios denominados: Curso Alto del río Lerma, el cual incluye el mayor número de municipios (22), ellos son: Almoloya del Río, Santa Cruz Atizapán, Calimaya, Capulhuac, Chapultepec, Joquicingo, Lerma, Metepec, Mexicaltzingo, Ocoyoacac, Otzolotepec, Rayón, San Antonio La Isla, San Mateo Atenco, Temoaya, Tenango del Valle, Texcalyacac, Tianguistenco, Toluca, Xalatlaco, Xonacatlán, Zinacantepec. Curso Medio del rio Lerma, en el cual se asientan: Almoloya de Juárez, Atlacomulco, Ixtlahuaca, Jiquipilco, Jocotitlán, Morelos, San Felipe del Progreso, San José del Rincón. En el Curso Bajo del río Lerma se encuentran: Acambay, El Oro, Temascalcingo.
Son 33 municipios del Estado de México y Alejandra del Moral mostró que la problemática particular del río Lerma la ignora por completo.
En esos 33 municipios viven poco más de 2.5 millones de ciudadanos que figuran en la lista nominal. Representan el 20.57% del total de personas que integran la lista nominal y aunque no todos padecen la problemática directa, si es un tema del cual no son ajenos.
Sin duda, perdió una gran oportunidad de conectar con esos ciudadanos.
En cuanto a Delfina Gómez, sorprendió que de uno de los grandes temas que aquejan a millones de personas en el Estado de México. El transporte público.
Diariamente se estima que son 5.6 millones de personas que utilizan diariamente el transporte público en cualquiera de sus modalidades. Es casi la mitad de la población la que es usuaria regular de este sistema de movilidad y en el Estado de México, es y ha sido un gran lastre desde hace décadas.
En la Encuesta Origen-Destino elaborada por el INEGI, refiere que, entre lunes y viernes diariamente se realizan 34.56 millones de viajes en la Zona Metropolitana del Valle de México. De ellos, 15.57 millones de viajes se efectúan en transporte público, y en prácticamente 3 de cada 4 viajes se utiliza el servicio colectivo tipo microbús o “combi”.
Dentro del debate, Delfina Gómez esbozó “para el transporte público lo primero que haré es escuchar a los transportistas”.
Dentro del debate se mencionó que existen casi 170 mil concesionarios del transporte público.
Son 5.6 millones de personas que viajan a diario en unidades inseguras, donde hay robos y asaltos, accidentes, malos tratos, desordenado, abusivo y deficiente.
Sin duda, la óptica de Delfina y su equipo debe de estar enfocada a esos ciudadanos usuarios del transporte público. También perdió la oportunidad de estrechar vínculos en ese sector.
Poco tiempo después de finalizado el debate, la casa encuestadora Massive Caller, dio por ganadora a Alejandra del Moral. El 63.8% de los encuestados dijo que fue la priísta la que presentó las mejores propuestas o fue la ganadora del debate, mientras que Delfina Gómez, obtuvo un 36.2% de opiniones favorables.
También, TResearch, publicó los resultados de una encuesta “flash”. Ahí, el 46.4% de las personas contestó que Delfina Gómez Ganó el debate, un 29.5% que fue Alejandra del Moral quien lo ganó, un 10.1% dijo que ninguna y un 14% respondió que no sabe.
En el post debate, ambas candidatas y sus equipos se dijeron ganadores.
Nada nuevo por lo visto.