Comunicar o informar
Para quienes tienen la responsabilidad de dirigir los esfuerzos de la transmisión de mensajes, información o comunicar desde un gobierno, institución pública o privada o política, están en la disyuntiva de apegarse al modelo de “comunicación social” de siempre a través de los canales tradicionales como la televisión, radio, prensa y ahora por redes sociales o bien, elegir, proponer y/o sumar otros elementos que logren el objetivo de que, quien recibe el mensaje, lo procese de manera positiva y que con ello, repercuta en una valoración positiva.
Ese modelo tradicional al que hago referencia, tiene la característica de que comúnmente se utilizan verbos como: asistí, inauguré, presencié, me reuní, llevé a cabo, estuve, participé, me comprometí; y sus derivados en plural. Le pongo un ejemplo.
“Hoy expuse la situación del país en el ‘Encuentro XVIII padres e hijos empresarios’ que promueve, entre otros, Carlos Slim. También me reuní con Larry Fink, presidente y director de BlackRock. En ambos casos hay amistad y coincidimos en las inmejorables oportunidades para México”. Tweet del presidente Andrés Manuel López Obrador @lopezobrador_ del 23 de marzo del 2023.
Otro ejemplo más para ilustrar.
“Me reuní con parte de mi equipo de trabajo para darle puntual seguimiento a la acciones que estamos realizando para fortalecer el transporte en #Querétaro. #CONTIGO, mejoramos la movilidad”. Tweet del gobernador de Querétaro Mauricio Kuri @makugo del 18 de marzo del 2023.
La composición y publicación de los mensajes se ha convertido en un estilo meramente informativo. Lo vemos y leemos con prácticamente todas las figuras públicas y privadas. Esa estructura comunicativa se desprende de una agenda pública, privada o personal.
La información se ha convertido en un proceso lineal unidireccional, en el que el emisor solo busca transmitir un mensaje hacia el receptor sin lograr que éste, reaccione o actúe de cierta manera.
Y es que, para quienes dirigen las oficinas de “comunicación social”, tienen la premisa de que la información emanada de los entes públicos o privados, debe de estar presente todos los días envuelta en el mismo empaque de siempre. Eso hace que la curva de la noticia sea sumamente corta.
La mayoría de la información que publican los gobiernos ya sea mediante boletines, eventos, entrevistas o conferencias de prensa; se diluye en un máximo de 48 horas cuando es cubierta por otra información de ellos mismos, que además compite por la atención de los usuarios y consumidores de contenido en radio, televisión, prensa, redes sociales, etc.
Nuestra realidad nos permite una conectividad inmediata, pero también nos expone a recibir 6 mil impactos publicitarios al día en promedio, sin embargo; el ser humano sólo es capaz de procesar un 10% y de ellos; 18 mensajes logran conectar con un significado que a su vez generan un recuerdo, ya sea de aceptación o rechazo. Fuente: expansión.mx
Entonces el reto es, ¿Cómo lograr ser de esos pocos mensajes que captan la atención de los ciudadanos y que al final emiten una valoración?, ¿Cómo destacar de entre los demás si se sigue haciendo lo mismo que hace décadas?
La comunicación debe de tener un enfoque que tenga un elemento de “llamado a la acción”. Es ahí en donde se tienen que enfocar quienes trazan las estrategias de posicionamiento de un gobierno o proyecto político. El estilo informativo o noticioso que se le da a la “comunicación social” ha dejado de ser atractivo para un ciudadano que cada día se siente más alejado.
O, ¿usted qué opina?
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