José Revueltas cargó con los delitos cometidos por Echeverría
Al cumplirse 40 años de la muerte del ilustre novelista duranguense José Revueltas, su hija Olivia pidió al presidente Andrés Manuel López Obrador la exoneración para su padre por las culpas que le atribuyeron debido a su papel en el movimiento estudiantil de 1968 y exigió también una disculpa pública por los cargos de incitación a la rebelión, sedición y homicidio que le adjudicó el Estado, en total nueve delitos graves por los que fue encarcelado en Lecumberri.
Catalogado como uno de los íconos de las letras en la historia del país, José Revueltas es el único de sus hermanos -Silvestre, Fermín y Rosaura- que nació en Durango capital y no en Santiago Papasquiaro, como los demás. En 1914, la familia Revueltas tenía su domicilio en calle Pasteur y Gabino Barreda, muy cerca del negocio del cual eran propietarios, ubicado en Pasteur y Aquiles Serdán.
Sin duda, su ideología de izquierda le impidió reconocimientos tanto en Durango como en México; no obstante, dentro de los círculos literarios nacionales y del extranjero se le considera uno de los principales novelistas de su tiempo y nadie duda que fue uno de los ideólogos del movimiento de 1968 en Tlatelolco, uno de los más negros episodios de que se tenga memoria.
José Revueltas fue blanco de las autoridades desde temprana edad, tan temprana que incluso fue el primer menor de edad en quedar internado como “prisionero peligroso” en el penal de las Islas Marías, cuando aún no cumplía los 18 años, en franca violación a las leyes.
En sus días de prisionero en esa cárcel para reos de alta peligrosidad escribió la novela que lo haría inmortal, “Los muros de Agua”. Tras su paso por Lecumberri creó El Apando, una obra literaria que creó conciencia internacional sobre la violación de los derechos humanos y la corrupción en las cárceles mexicanas.
Y este día 8 de Marzo del 2023, Olivia su hija, al participar en un evento alusivo al Día Internacional de la Mujer en la Ciudad de México, pidió al presidente AMLO la exoneración y disculpa pública de los nueve cargos que le fueron imputados a su padre por haber participado en ese movimiento estudiantil.
Se está cumpliendo el 40 aniversario de su fallecimiento, ocurrido en el Instituto Nacional de Nutrición debido a un serio deterioro de su aparato digestivo, producto del maltrato en prisión y de las prolongadas huelgas de hambre a las que se sometió para protestar por el hostigamiento y persecución del gobierno a lo largo de su vida.
Fue un hombre libre, sin prejuicios y defensor a ultranza de sus ideas. En un anterior relato en este espacio, se plasmó la ocasión en que fue invitado especial a la ciudad de Durango para honrarlo con el nombramiento de “huésped distinguido” y entregarle las llaves de la ciudad, lo cual no ocurrió porque, al preguntar si podía pedir junto con la distinción la libertad de todos los presos políticos en Durango, se le negó de inmediato.
En su florido lenguaje les invitó, ahora él, a sus anfitriones, que fueran mucho a… y que se guardaran sus llaves en lo más profundo del… Nunca más volvió a su ciudad natal, ni tampoco se intentó hacerle algún otro reconocimiento en el curso de su vida.
Sin duda, es más que justa la petición de dejar limpio el nombre de José Revueltas por su rol en 1968 y claro que sus familiares merecen una disculpa pública no tan sólo por esos delitos que le atribuyeron, sino por las diversas ocasiones en que injustamente se le persiguió y encerró como si fuera un delincuente y no un literato.
Lo inverosímil es que Luis Echeverría Álvarez, el gran responsable de los hechos sangrientos de aquella tarde-noche en Tlatelolco, murió el año pasado sin responder jamás a la justicia por tanto daño al país. Nunca pisó la cárcel.
No pagó ni por la matanza de estudiantes de 1968 ni por la de 1971, en el “Halconazo”, del 21 de Junio en San Cosme, también en la Ciudad de México. Veremos ahora qué responde AMLO a la familia de este ilustre mexicano y singular duranguense.
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