Híperpersonalismo: Modelo de comunicación política y gubernamental obsoleto.
Desde que comencé como estudiante a involucrarme en temas de comunicación política y gubernamental hasta la fecha, he sido testigo de cómo un modelo de comunicación ha perdurado por más de 20 años o al menos desde que tengo conciencia de estos temas.
Pensar en una estrategia para el individuo siempre ha sido uno de los caminos comunes dentro de la comunicación política y gubernamental. Resaltar virtudes o señalar al contrario desde la subjetividad del propio individuo, ha sido una constante; sumada a una visión (errónea) de una sociedad articulada que se informa por los mismos canales. No importa si son medios masivos (tv, radio, prensa) o en redes sociales. O ambos.
El ejemplo más claro que vemos prácticamente todos los días, es lo que hace el presidente Andrés Manuel López Obrador. Gran parte de la comunicación gubernamental recae en la figura del presidente de México. El gabinete legal y ampliado del gobierno federal no tiene el peso suficiente para marcar agenda, salvo en algunas ocasiones hay figuras que sobresalen como la del canciller Marcelo Ebrard y últimamente el General Cresencio Sandoval y Adán Augusto López de Gobernación.
De eso se trata el híperpersonalismo, todo se centra en una sola persona, principalmente la comunicación social y en este caso, es López Obrador y su mañanera.
Lo vemos también con la mayoría de los gobernadores que producen sus propios espacios como conferencias de prensa o programas transmitidos en sistemas de radio y televisión estatales y en las redes sociales. En Veracruz, Chihuahua, Querétaro, Campeche, Ciudad de México, Nuevo León, Durango. Son ellos los que ocupan espacios en los medios tradicionales y en los habituales espacios de redes sociales en donde se sienten cómodos. Un ejemplo claro son los informes de gobierno, desde el primero hasta el último que den. Se desborda el culto a la personalidad para posicionar una imagen en la mente del ciudadano a través de una narrativa de “hechos y resultados” contada por los mandatarios para obtener valoraciones positivas ya sea en estudios cualitativos, cuantitativos o refrendo de proyectos políticos mediante el voto popular.
Las instituciones públicas también tienen el mismo modelo de comunicación. ¿Ha visto o escuchado los spots de quien encabeza un partido político a nivel nacional? Ya sea Mario Delgado de Morena, Marko Cortés del PAN, Alejandro Moreno del PRI; cualquiera. Ellos son las figuras principales en los contenidos, los que llevan mayor peso en las pautas. Y de ahí para abajo, los estatales, los municipales, todos.
En la Suprema Corte de Justicia de la Nación vimos a un ministro presidente hacer tiktoks, entrevistas con youtubers y dedicarle toda una estrategia en redes sociales. Ahora que ya no es presidente, ¿alguien recordará algo de lo que hizo como cabeza del Poder Judicial?
Por otro lado, ahora los aspirantes a obtener una candidatura para la presidencia de México en el 2024 como Santiago Creel, Claudia Ruiz Massieu, Ricardo Monreal, Fernández Noroña, Lily Téllez y algunos más que ya se mencionaron líneas arriba; todos ellos hacen una comunicación política con el mismo modelo, basado en su persona, resaltando actividades de agenda pública, privada y hasta personales.
Solo basta ver y comparar los contenidos en cualquiera de sus redes sociales.
Sin duda, este pasmo comunicacional que más que intentar posicionar una ventaja competitiva personal, es más bien un problema al no tener un diferenciador que destaque de la competencia. Tal vez sea el poco interés al cambio.
Lo que es una realidad es que esa sociedad articulada, se ha fragmentado hasta el elemento mínimo. El individuo.
Los ciudadanos con edades de 35 años o más cambiaron la manera de consumir información gracias a los dispositivos móviles y el internet. Las experiencias se pueden personalizar.
Las nuevas generaciones como la Z, son totalmente nativos digitales y todos ven un contenido similar al de hace más de 20 años producido desde los políticos, gobiernos e instituciones bajo la misma óptica.
Algo están haciendo mal.
O, ¿usted qué opina?
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