Ante tanto silencio no se puede confiar en las autoridades
Cuando los sectores de una sociedad se vuelven cómplices del silencio de un gobierno sospechoso, es difícil que el pueblo vuelva a confiar en las autoridades. Eso es exactamente lo que está ocurriendo en Durango después del operativo militar realizado en las primeras horas del pasado viernes que dejó como saldo la captura de Gerardo Soberanes, alias el G-1, a quien la Secretaría de la Defensa Nacional y la Fiscalía General de la República evidenciaron como un narco poderoso, capaz de controlar candidaturas a cargos de elección popular, incluso dominar amplias responsabilidades de gobiernos en turno.
Estos y otros señalamientos hechos a nivel nacional sobre la política estatal, no son asunto menor. Informes de inteligencia militar desde hace por lo menos dos años han ligado, a la estructura del G-1, a políticos y funcionarios del pasado y del presente que deberían responder a tan graves señalamientos, dar la cara ante los ciudadanos, a quienes han defraudado y decepcionado.
Lo lamentable es que, como en otras veces, desde el ámbito nacional, surgen verdades sobre lo que ocurre en Durango, porque aquí todos, de alguna manera, hemos sido omisos y otros sumisos, como los mayoría de los medios de comunicación, para levantar la voz ante injusticias y excesos cometidos por quienes ostentan el poder.
Es importante destacar que en Durango no podemos seguir en la sospecha y el rumor, por lo que le solicito señor gobernador Esteban Villegas, con todo respeto, asuma su responsabilidad y nos diga lo que viene para el estado después de este operativo de la milicia mexicana.
Usted como gobernante es el encargado de darle certidumbre a los ciudadanos acerca de si están trabajando o no con normalidad todas las instituciones del estado, porque el G-1 estaba metido en casi todo y generaba una influencia real, de acuerdo a lo que nos han dicho autoridades federales.
A Durango le están haciendo daño tantas versiones callejeras, la propagación de rumores e historias que aumentan la desconfianza en casi todo. A nadie le conviene tanto silencio oficial. También es de alto y genuino interés público que aclare sobre los funcionarios que han sido señalados con posibles nexos con estas células de delincuencia organizada. Son muchas las dudas que debe despejar a los duranguenses,
Necesitamos un gobierno sólido, con credibilidad, que genere confianza y en esta actitud de mantenerse en silencio ante un hecho que sacudió el estado, urge una explicación sobre las graves acciones que salieron a relucir y que dejan al descubierto la posible colusión de la función pública con quienes deberían ser perseguidos por las instituciones que, por increíble que parezca, están o estaban a su servicio.
Si seguimos así, nada cambiará en Durango, lo mejor es que se hable con la verdad, se corrija lo necesario y se retorne al camino correcto de la política: servir al pueblo con eficiencia para transformar a la sociedad.
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