Debe de entenderse el mercado de divisas como el más grande y volátil del mundo. Este mueve un volumen diario de cinco billones de dólares estadounidenses en transacciones. Es decir, más que todos los demás mercados bursátiles del planeta combinados.
El dólar estadounidense, no solo actúa como moneda del país vecino; si no también, en muchos sentidos, es la moneda del mundo. Alrededor de la mitad de todo el comercio y las finanzas mundiales se realizan en esta moneda. Cuando la Reserva Federal de Estados Unidos toma medidas que afectan el valor del dólar, tiene efectos indirectos en todos los países.
En todo el mundo, los bancos centrales están elevando sus tasas de interés para controlar la inflación, pero la Reserva Federal de Estados Unidos está subiendo las tasas mucho más agresivamente que la mayoría, posicionándose con tasas más altas que muchas economías desarrolladas.
Lo que ha atraído a inversionistas hacia Estados Unidos, retirando sus fondos de mercados emergentes, y a su vez, volteando hacia una relativa seguridad y tasas de intereses atractivas. Actualmente, el dólar está en su nivel más alto en 20 años, desde que una situación similar sumergió a las economías emergentes de América Latina en la década de 1980 y la crisis del Tequila en México en la década de 1990.
A medida que el dinero ingresa a la economía de Estados Unidos, el dólar se está apreciando frente a la mayoría de otras monedas, excepto el real brasileño y el peso mexicano. La libra esterlina, el yen japonés y el euro han recibido la mayor parte de la paliza.
Un dólar fuerte plantea graves consecuencias económicas para todo el mundo, restringiendo el crédito mundial. Además, a medida que el dólar se fortalece, se vuelven más costosas las obligaciones financieras a cubrir.
Además, esto contribuye a que los precios de bienes y servicios cotidianos se disparen. En Europa, que ya se tambaleaba hacia la recesión en medio de los precios de la energía en alza, un euro vale menos de un dólar por primera vez en 20 años. Recientemente, la libra esterlina coqueteó con la paridad del dólar después de que la ex primera ministra de Gran Bretaña, Liz Truss, anunciara enormes recortes de impuestos que sacudieron los mercados financieros.
La canasta de divisas más relevante del mundo, “dólar index”, se ha depreciado frente al dólar un 12.6%, mientras que el peso se ha apreciado 4.9%. El peso se ha posicionado como la mejor moneda a nivel global con una apreciación, por sí sola, de poco más del 16% (de marzo de 2020 a la fecha).
Factores que han contribuido a este hecho son la existente demanda de pesos, el alza de tasas de interés de cetes, 10.87% frente a bonos del Tesoro norteamericano, 4.74%.
Un segundo factor es el crecimiento de las remesas que ya han superado 5 mil millones de dólares por mes. Ha ayudado también el convertirnos en el primer socio comercial de Estados Unidos, con un auge de las exportaciones de México a Estados Unidos. Esto asociado al efecto de nearshoring, que, de permanecer, se puede anticipar una oferta adicional de dólares.
No debemos olvidar la austeridad fiscal, políticas monetarias restrictivas y agresivas de Banxico, ingresos petroleros, creciente inversión extranjera directa (IED), un reducido universo de inversión retirando del apetito de inversionistas a países como Rusia y China, así como el creciente turismo.
Este último acompañado del mayor número de estadounidenses que aprovechan vivir en casas de playa en México, derivado que representa hasta una tercera parte del costo de residir en Nueva York o San Diego, lugares que se encarecen día a día a causa de la alta inflación y tasas de interés. De acuerdo a la empresa Softec, la pandemia de Covid-19 desplomó 34% la venta de bienes inmuebles en ciudades como Los Cabos, Tulum, Cancún, Playa del Carmen, Puerto Vallarta, San Carlos, Puerto Peñasco, Mazatlán, Acapulco, Huatulco, Izxtapa, Riviera Nayarit, así como algunas ciudades de la frontera como Tijuana.
Al responder sobre que tan buena es esta noticia, debe de analizarse desde el ángulo de los distintos actores que pudieran sufrir alguna alteración como consecuencia. Por un lado, para los exportadores de bienes y servicios, implica una pérdida de competitividad, que en un plazo podrá observarse en la disminución en el flujo de exportaciones o turismo.
Desde el lado de importadores, representa una gran noticia porque permite que el valor de lo adquirido en el exterior sea relativamente bajo. Para quienes tiene deudas en dólares, también resulta en noticia positiva.
El mercado de las divisas pierde objetividad al hablar de futuro, ya que conlleva mucho riesgo. Es decir, si el conflicto de Rusia y Ucrania persiste pudiera existir riesgo en las tasas cambiarias globales. Por el contrario, si el Banco de México continuara con una política monetaria restrictiva y con movimiento de tasas de acuerdo a la Reserva Federal, podría haber una relativa estabilidad cambiaria.
Es muy aconsejable que las personas y empresas que estén pendientes de realizar pagos o cubrir deudas en dólares lo hagan, también es un buen momento para hacer un fondo de dólares. Sin embargo, si la adquisición de dólares se hace de forma especulativa, no es recomendable su compra, ya que el escenario más probable es que no haya depreciación en el corto plazo. De hecho, analistas del banco multinacional Barclays han pronosticado que el dólar podría cerrar en 2023 a $19 pesos.
También, en la Bolsa de Futuros de Chicago (CME), se dispararon las apuestas a favor de que la apreciación del peso mexicano continuará.
En cambio, si los problemas económicos en el país se profundizan, el peso mexicano podría experimentar episodios de volatilidad, pero recuperaría niveles atractivos a medida que los bancos centrales relajen sus políticas monetarias. Esto podría sumar al pronóstico del Fondo Monetario Internacional (FMI) que considera una desaceleración en el crecimiento económico de México en el corto plazo como reacción a un menor crecimiento por parte de Estados Unidos y el endurecimiento de las condiciones financieras globales que podrían acarrear a una recesión económica durante los dos primeros trimestres de 2023.
Por lo que es altamente recomendable que todas las empresas realicen una planificación de escenarios a medida que miden su estrategia de precios de ventas y costos de insumos para 2023.
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