Ataques en museos: ¿qué vale más, el arte o la naturaleza?

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En poco tiempo, activistas del clima atacaron obras de arte con sopa de tomates, puré o pegamento en varios museos. De ese modo tratan de que la esfera política actúe para frenar el cambio climático.

¿Sopa de tomates sobre una obra maestra de Vincent van Gogh? Según el cantante de rock Bob Geldorf, activista e iniciador del legendario concierto Live Aid, el lanzamiento del rojo caldo sobre la famosa pintura «Los girasoles”, de Van Gogh, en Londres, realizado por activistas defensores del clima, es entendible: «Los activistas por el clima tienen un cien por ciento de razón. Y yo los apoyo al mil por ciento”, dijo a la emisora Radio Times.

La pintura no resultó dañada, sino solo el marco. Fue «inteligente” atacar el cuadro, según Geldorf, ya que está protegido por un cristal. Destruirlo no hubiera cambiado nada. Pero de este modo, el ataque es «molesto”, señaló, y «que sea molesto está bien”. Finalmente, el cantante dijo que ese tipo de acciones de grupos de protesta «no matan a nadie, pero el cambio climático sí lo hace”.

El director del Instituto para la Investigación del Clima (PIK), de Potsdam, piensa justamente lo contrario: «No me parece bien que se ataquen bienes culturales», dijo Ottmar Edenhofer este martes (25.10.2022) a la agencia DPA. «En realidad, eso va en contra de lo que se quiere lograr: queremos conservar el planeta. Y eso significa conservar también la cultura y nuestra herencia cultural». Y añadió: «No se deben socavar con acciones contradictorias los objetivos que se quieren alcanzar». Las metas de protección del clima «deben delinearse en procesos democráticos e imponerse en ellos. Tenemos que luchar y trabajar por esos objetivos, que no son fáciles de lograr».

Dos activistas de la organización Just Stop Oil lanzaron el contenido de las latas de sopa de tomates contra ese cuadro de Van Gogh el 14 de octubre, en la National Gallery de Londres. Su lema: «¿Qué vale más, el arte o la vida?”. Poco después, dos activistas, un hombre y una mujer, del grupo de protesta Last Generation le tiraron puré de papas a un cuadro del impresionista francés Claude Monet en el Museo Barberini, en Potsdam. La obra también estaba protegida por un cristal, pero el histórico marco fue dañado gravemente y deberá ser restaurado.

El ataque provocó gran indignación en el mundo del arte. La Asociación Alemana de Museos (DMB), comunicó: «Estamos siendo instrumentalizados por activistas del clima para atraer la atención a costa de los bienes culturales”. El mecenas Hasso Plattner, cuya fundación opera el Museo Barberini, dijo en entrevista con el diario Potsdamer Neueste Nachrichten que, en el futuro, a dicho museo le resultará «difícil, y hasta imposible recibir obras en préstamo para exposiciones.

¿Por qué atacar obras de arte?

En la página web de la organización Last Generation, su portavoz, Aimée von Baalen, explica el ataque a la pintura de Monet de este modo: «Monet amaba la naturaleza y plasmó su belleza única y frágil en sus obras. ¿Cómo puede ser que tantas personas tengan más miedo de que esas reproducciones de la realidad sufran daños, que de la destrucción de nuestro propio mundo, cuya magia Monet admiraba tanto?” Y añade: «¡Cuando entremos en guerra por los alimentos y el agua ya no habrá tiempo para admirar el arte!”

Ya a fines de agosto, dos mujeres se habían pegado al marco de «Descanso en la huida a Egipto”, de Lucas Cranach el Viejo, en la Gemäldegalerie, una pinacoteca que forma parte del conjunto de Museos Estatales de Berlín, sosteniendo en las manos un afiche de la iniciativa Last Generation. Acciones similares también fueron llevadas a cabo por activistas climáticos en el Museo Städel de Fráncfort, y la Gemäldegalerie de Dresde. La organización Last Generation dio que hablar anteriormente sobre todo porque bloquearon autopistas y cruces viales importantes en Alemania.

Redacción Voz Libre con información de dw.com

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